Conforme pasan los días cada vez son más los actores de la política tamaulipeca que suben al ring para poner en claro sus aspiraciones de obtener la candidatura de su partido para después contender por la gubernatura que se disputará en las urnas el próximo mes de junio.
Desde las pasadas elecciones vimos nosotros simples mortales que tomamos importancia si tenemos vigente nuestra credencial de elector, cómo se midieron en un round de tanteo los diversos personajes que aspiran a crecer dentro del servicio público, después de haber escalado algunas posiciones que han desempeñado durante largas y no tanto, carreras políticas.
Ayer, por ejemplo, fue el presidente del Congreso del Estado, Ramiro Ramos Salinas, quien frente a los trabajadores de los medios de comunicación hizo saber lo que ya era un hecho: “quiero ser gobernador”.
Días antes ya lo hizo el alcalde de Victoria, Alejandro Etienne Llano y si nos vamos más para atrás está Enrique Cárdenas, Baltazar Hinojosa, Marco Bernal y Alejandro Guevara Cobos.
Todos se sinceraron y nos hicieron saber a los tamaulipecos sus aspiraciones.
Y es que en nuestro estado, casi todo está politizado y es justamente a través de ese medio donde quienes aspiran a dirigir el deporte en Tamaulipas, piensan llegar, sí, incluso los que no tienen trabajo que les respalde y aquellos que durante años se desaparecen, se van del terruño y pretenden regresar y creen que por puro nombre van a voltear a verlos.
Hoy vemos a personajes que hace unos meses eran desconocidos que de repente saltan a la vista, empiezan a ser popularizados de la noche a la mañana o peor aún, se sienten populares o con los méritos para colarse en una responsabilidad tan importante y delicada, pues no hay que olvidar que el éxito o fracaso del deporte es el reflejo de cómo se encuentra todo un pueblo.
Las aspiraciones de toda persona siempre serán respetables, pero bueno sería conocer, de entrada sus aspiraciones, hablando claro y de frente, después lo que les respalde, su trabajo, su trayectoria, porque si nos vivimos quejando que el deporte está al final en la lista de importancia de las administraciones, imagínese si llegara una persona sin el conocimiento y la capacidad comprobada para asumir tan delicada encomienda.
Hoy, ninguno de los suspirantes arriba mencionados tiene garantía de estar dentro de seis meses en la boleta, pero mucho ojo a la hora de recibir la asignación de su partido, cómo y con quién conforman su equipo de trabajo, pues inclusive aún teniendo al que llamarán, se lo aseguro, “el mejor candidato”, la contienda será por demás reñida y aventarse al ruedo con un equipo flaco, sin experiencia o armado por compromisos, pondrá en jaque el puesto que hoy tienen en su poder, por lo que tomar a la ligera una designación podría traer graves consecuencias y sobre todo en un área que lleva votos a montones: el deporte.
@luisdariovera