Como era de esperarse, la carta en la que Fernando Azcárraga recrimina al dirigente del PRI de Tampico, Sergio Villarreal Brictson, que haya invitado a Magda Peraza Guerra
a la preposada priísta el pasado sábado 13, ha desatado una ola de reacciones, tanto al interior como afuera del partido, que, como algunos temen, puede terminar de afectar negativamente al priísmo.
Y es que en tanto que unos reprueban que el ex alcalde haya filtrado el caso a la opinión pública, porque, como dice el dicho, “la ropa sucia se lava en casa”, otros, en cambio, defienden y respaldan la actitud del Tampiqueño con Ganas, controversia que seguramente va a dar lo suficiente de qué hablar no solamente en los 16 días que restan al 2015, sino en las primeras semanas del 2016.
Para un ex dirigente del ex invencible, por ejemplo, del que no mencionamos el nombre porque no tenemos autorización para hacerlo, independientemente del peso político que tiene la Maestra en el municipio y del riesgo que implica tratarla como si fuera enemiga de los priistas, cuando no lo es, si el partido se ha propuesto ser incluyente, entonces sus integrantes tienen que admitir a todos aquellos ciudadanos que le puedan echar la mano al instituto político.
Además de que, en lugar de calificarla de traidora, los militantes, especialmente los dirigentes, deben de reconocer que en el 2010 se equivocaron rotundamente al postular candidato a alcalde a Miguel Manzur Nader, en vez de haber designado a la ex diputada, que era la más indicada y que al acceder ésta a la presidencia con las siglas del PAN les dio una lección porque abandonó al instituto político, no porque lo repudiara,sino obligada por las circunstancias.
Y que así como se criticó entonces su separación, los miembros del ex partido oficial deben de tener igualmente presente que Magda nunca dejó de ser priísta, porque, no sólo no se afilió a Acción Nacional sino demostró con hechos que era militante convencida pues antes de concluir su trienio, ayudó abiertamente a Gustavo Torres Salinas a ganar el gobierno de la ciudad.
Otros preguntan, asimismo, ¿por qué los que tanto critican a Peraza Guerra por haber abandonado las filas de la agrupación, nunca les molestó que se haya aceptado en el partido a Antonio Martínez Torres, después de que el ex diputado se enfundara en la camiseta del PRD y hasta se le premiará con una de las carteras clave del gabinete estatal en turno, como la Secretaría de Desarrollo Social?
No hay que olvidar tampoco que el mes pasado el dirigente estatal, Rafael González Benavides, y el homólogo de este en Tampico, Sergio Villarreal Brictson, coincidieron en que no había ningún impedimento para que la profesora Peraza fuese candidata del PRI
a un puesto de elección popular, siempre y cuando lo hiciera con las siglas de una alianza electoral en la que uno de los aliados fuese el Revolucionario Institucional.
Vistas así las cosas, si Azcárraga López se proponía vetar y unificar a los priistas en contra de Magda, ha provocado un efecto contrario. Sin quererlo, ha fortalecido políticamente a la Maestra a tal grado que si, como ella misma lo ha anticipado, es de nueva cuenta candidata a alcalde del puerto, tiene los suficientes seguidores y el respaldo social, si no para ganar otra vez el cargo, sí para hacer perder al Revolucionario Institucional.
Halando de otras cosas, el destape de hoy en Tamaulipas fue el de Ramiro Ramos Salinas, quien dijo que también quiere ser gobernador del estado.
En el de Veracruz, por otra parte, como
se esperaba, el ex panista Gerardo Buganza Salmerón se registró ayer como precandidato independiente a la gubernatura de aquella entidad, en la que la gestión de Javier
Duarte de Ochoa ha sido tan desafortunada que todo indica que costará mucho trabajo al PRI conservar en su poder las riendas políticas estatales.
El ex senador blanquiazul podría favorecer al ex partido oficial porque, al dividir el sufragio en tres, evitaría que la votación se polarizara entre el PRI y el PAN y el primero tendría a mayores posibilidades de conservar el gobierno, como lo hizo apuradamente hace 11 años Fidel Herrera Beltrán, gracias a la participación Dante Delgado Rannauro, quien, como abanderado del Partido Convergencia Democrática, salvó al priísta de una derrota segura.