7 diciembre, 2025

7 diciembre, 2025

Crónica urbana

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Crónica Urbana

Quiero agradecer a mis lectores, a mis amigos y amigas, el tiempo que se dieron en leer mis crónicas. Agradezco infinitamente a Dios el que me permita estar con ustedes. Al dios poeta, al dios pintor que es el motor de esta condición humana de ilusiones e imaginación. Agradecer a mi familia sus afectos, a mis cuatro hijas su amor, a mis nietos y nietas que han dibujado el rostro interior de mis proyectos.

Quiero ofrecer disculpas a quienes involuntariamente ofendí, como también agradecer las críticas a mi trabajo. Una persona como yo no puede sustraerse a las vanidades de su existencia de artista y escritor, pero quiero hacerles saber las bondades de la vida y la generosidad de tener un espacio irrenunciable de creación.

Mis sueños, mis ilusiones, mis vanidades y aciertos están en la caja negra de mi destino. Ese destino que me hace estar aquí y allá recorriendo lo reconocible y lo extraño.

Cada letra que escribo y que hace la palabra hay un acto de saber, un ejercicio de soñar y hacer que el sueño sea una realidad estética, una representación de lo que soy.

El arte me ha llevado a espacios extraordinarios y la poesía ha conducido mi bastón de mando. Creo en la luz, en la intensa luz que genera el ser de quieres tenemos fe, la traslación de lo divino a la conciencia humana.

Agracezco a mis amigos, a mis amigas, su aliento, sus afectos en nombre de una amistad sincera.

Agradezco a mis hijas Alejandra, Amaranta, Tamara, Tania, esa fuerza interior que propicia el amor. A mis nietos Rudy, Damaris, Hannia, Leo, Everardo y Asiel, esa imagen en el espejo de nuestro corazón. A Lucila, mi esposa, a mis hermanos, del corazón de paz por esta noche, la más amorosa que vivimos los cristianos.

 

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