CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Decía el abuelo que justo a las doce de la noche del 31 de Enero, y si el clima lo permitía, se notaba en el cielo el ingreso del año nuevo.
Aquel espectáculo lo describía similar a una sombra en el cielo que se marchaba y un velo transparente que teñía de un leve azul, la noche estrellada.
A esa hora los campesinos de antes iniciaban el pronóstico del tiempo a a través de las “cabañuelas”, en Argentina las llaman “pintas” y en España “témporas”.
El significado de esta palabra se relaciona con los vikingos en el siglo VIII, con base en el libro “Nimbus”, de José Jaime Capel Medina.
Otros observan en esta palabra una relación con las fiestas judías en el tabernáculo, que ahora se han sustituido por Corpus Christi, ambas coinciden con luna llena y se registra en varias civilizaciones en los tiempos pasados.
Las cabañuelas son una forma ancestral en la predicción del clima, su origen en México se atribuye a los Aztecas, quienes a su vez lo aprendieron de los Mayas.
La explicación para entender las cabañuelas esta relacionada con los días, así el día uno es enero, el día dos febrero y así sucesivamente hasta llegar al día doce, el día trece se inicia en diciembre, el día catorce noviembre, día quince octubre, es decir se retrocede hasta el día 24, el día 25 comienza a contarse de dos en dos, por ejemplo el día 25 de enero correspondería a enero y febrero, el día 26 a marzo y abril, hasta llegar al día 30, el día 31 cada dos horas se cambia de mes en el transcurso del día.
Para llevar un registro del clima se debe observar cada día y llevar una bitácora del tiempo incluidas sus temperaturas.
Por ejemplo el día nueve de Diciembre podría ser un día lluvioso en el año, de acuerdo al método de predicción de las cabañuelas.
Otros países estudian también el mes de Agosto, justo con el mismo método que Enero hasta llegar al día doce y retroceder en los meses hasta el día 24.
Es como una forma de comprobar o tener al menos dos opiniones sobre el clima y la cantidad de lluvias.
En el libro “Aires y Lluvias: Antropología del clima en México” de Annamaría Lammel, Marina Goloubinoff y Esther Katz, se dice que las cabañuelas servían a los antepasados para adelantar o retrasar la época de siembra que con frecuencia inicia el día 13 de Junio, el día de San Antonio.
Si a través de las cabañuelas los campesinos sabían que habría lluvia abundante, la siembra se podía adelantar.
Al mes de Enero le sigue Febrero y Marzo, en esta época del año se consideraba que el Dios del viento, Ehecatl, limpiaba el camino para Tlaloc, Dios de la lluvia. A esta época le seguían las peregrinaciones pidiendo agua en el mes de Mayo, hasta el día que terminaban las cosechas a principios del mes de Noviembre.
Todo este ciclo de la agricultura lo regía el agua, por ese motivo los agricultores observaban el tiempo y quizá compartían entre ellos los pronósticos del clima que el mes de Enero les dictaba.