Platicando con un amigo, llegamos a la conclusión que la llegada de los últimos seis gobernadores al poder estatal no ha significado una renovación con sangre nueva en la política.
Veamos por qué, desde Enrique Cárdenas, pasando por Emilio Martínez Manautou, seguido por Américo Villarreal, luego por Manuel Cavazos, después Tomás Yarrington y Eugenio Hernández, solo en el caso de Enrique Cárdenas, su hijo del mismo nombre, siguió la carrera política, pero siempre a expensas de que quien mande en el PRI lo tome en cuenta para un cargo de elección popular.
En el resto de los casos de los ex gobernadores, ninguno de sus hijos ha tenido la presencia suficiente para destacar en política, vemos por ahí al doctor Américo Villarreal dedicado a su labor profesional, pero cero cargos de elección popular, lo mismo sucede con Miguel Cavazos que hasta ahora no ha podido obtener ninguna candidatura.
Esa ausencia de los hijos de gobernadores en la política, a excepción de Enrique Cárdenas, es muy sintomática, porque significa que sus padres que sí lograron llegar a la gubernatura tuvieron suerte en algunos casos de contar con contactos en el Distrito Federal que les permitiera dar el salto al máximo puesto estatal.
Esto significa también que no hay una formación profesional de políticos tamaulipecos, todas y todos van haciéndose al calor de las circunstancias, sin realmente hacer escuela.
Los protegidos de cada gobernador se han tenido que ir sin posibilidades de destacar fuerte en algún puesto que pueda conducirlos a dirigir el estado.
Los hijos de los ex gobernadores en prácticamente todos los casos están perdidos en acción, lo que lleva a pensar que para participar en cargos de elección popular se requiere más que un padrinazgo proveniente de un padre ex gobernador.
Los aciertos y desaciertos de los ex gobernadores se dejan ver en la pobreza de propuestas políticas, muchas de ellas recicladas que llegarán este 2016 para apuntarse a diputaciones locales y alcaldías.
Lo que habrá de tener un efecto sobre el estado que sigue siendo manejado bajo esquemas de hace treinta años. Tamaulipas que tiene todo para ser una entidad puntera en el país, sigue aletargado.
Pero alegrémonos hoy estará en Reynosa Enrique Peña Nieto, quien no ha logrado aún devolver la tranquilidad a la ciudadanía tamaulipeca pese a las inversiones millonarias en infraestructura militar, las cosas siguen complicadas con la delincuencia organizada.
Y como él mismo dijo en una visita en junio del 2015, que Tamaulipas es más que inseguridad, es cierto, lástima que para los tamaulipecos desde hace años sus conversaciones se hayan vuelto monotemáticas debido a los estragos ocasionados por los delincuentes diseminados en todo el territorio estatal y la estrategia que no termina de cuajar para restablecer la paz y la seguridad.
Una de las razones para que estemos empantanados, como lo apunté al principio de esta columna, es la ausencia de sangre nueva en la política estatal que permita hacer que el futuro sea promisorio.
Y al paso que vamos aún no podemos vislumbrar cambios espectaculares para este 2016.
EL PUENTE OBRA FEDERAL
Efectivamente en un tuit @robertoranduks señala acertadamente que el puente roto de Altamira, al que se hizo alusión en la columna del lunes, es obra federal. Entonces es a esa autoridad a la que debe pedírsele cuentas de su pésima construcción, solo habría que señalar que Tamaulipas desde hace años es tierra de nadie.
Se supone que hay autoridades estatales que velan porque toda obra de infraestructura sea hecha con la calidad requerida pero pareciera que ni a Eugenio Hernández le interesó hacerlo, ni a la actual administración estatal le ocupa que quien es responsable de esta malísima construcción sea primero, enjuiciado y segundo, que repare el daño cometido, y aquí van incluidos los perjuicios inflingidos a quienes han sufrido un accidente en ese sitio.
Pienso que si como ciudadanos nos limitamos sólo a observar lo que está mal y no pedir cuentas por ello, seguiremos repitiendo el mismo esquema de dejadez que hemos observado en los últimos años, creo firmemente que Tamaulipas no merece ese trato de parte de sus autoridades.
Muchas gracias a @robertoranduks por leer Derrotero y enviarme su comentario.
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