SEÚL, Corea del Sur.- En el más reciente movimiento desestabilizador de uno de los países más aislados e imprevisibles del mundo, Corea del Norte afirmó que, por primera vez, detonó una bomba de hidrógeno.
El anuncio fue condenado por Gran Bretaña, China, Rusia, México, Francia, Japón, Estados Unidos, la Unión Europea, la ONU y la OTAN, por citar algunos países.
El Consejo de Seguridad de la ONU condenó también la prueba nuclear de Corea del Norte y prometió imponer nuevas sanciones.
Una declaración emitida por el consejo después de las consultas en la reunión de emergencia a puerta cerrada el miércoles calificó la prueba como una clara violación de las resoluciones el consejo, y agregó que por lo tanto, una clara amenaza a la paz y seguridad internacionales que siguen existiendo.
El consejo dijo que había expresado previamente su determinación para tomar medidas adicionales significativas en el caso de otra prueba de Corea del Norte y que comenzaría a trabajar inmediatamente en una resolución con nuevas sanciones a la luz de la gravedad de esta violación.
“Este acto es profundamente desestabilizador para la seguridad regional y socava gravemente los esfuerzos internacionales para la no proliferación (de armas nucleares)”, lamentó el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en una breve declaración en la sede de Naciones Unidas.
Pese a las fuertes denuncias, funcionarios y analistas en Corea del Sur pusieron en duda la afirmación de Pyongyang, y explicaron que los datos sismológicos de la detonación van más acorde con el de un dispositivo atómico.
Por un lado, informaron, la energía de la explosión parece ser demasiado pequeña para proceder de una bomba de hidrógeno.
En cambio, sugirieron, Corea del Norte podría haber probado una bomba de fisión impulsada, lo cual implica colocar una pequeña cantidad de tritio -una forma radiactiva del hidrógeno- en el núcleo de una bomba atómica, la cual, no obstante, sería más destructiva que una arma nuclear.
Lee Cheol-woo, miembro de un comité de inteligencia de la Asamblea Nacional de Corea del Sur, de acuerdo con el Servicio Nacional de Inteligencia había estimado la potencia de la explosión a un equivalente de seis kilotones de TNT.
La bomba arrojada sobre Hiroshima en 1945 tenía 15 kilotones de potencia.
“En cambio, una bomba de hidrógeno habría producido cientos de kilotones o, de haber sido una prueba fallida, decenas de kilotones”, aseguró Lee a periodistas.
La última prueba nuclear de Corea del Norte, realizada en febrero de 2013, desató un temblor de 4.9 grados de magnitud.
Seúl calcula que la detonación de hoy provocó un sismo de 4.8 grados, un poco por debajo de los cálculos realizados por autoridades estadounidenses, europeas y chinas, que cifraron el temblor resultante por la bomba en entre 4.9 grados y 5.2 grados.
Park Ji-young, un analista senior en el Instituto de Estudios Políticos Asan, en Seúl, explicó que ella creía que la bomba se trató de un arma impulsada de fisión, en parte debido a que el lugar donde se probó no era el adecuado para la megaexplosión que habría causado una bomba de hidrógeno.
“Países como Estados Unidos y Rusia hicieron sus pruebas de bombas de hidrógeno en lugares muy remotos”, acotó.
El Gobierno de Estados Unidos, por su parte, afirmó que el análisis inicial realizado cuestiona las afirmaciones del régimen de Corea del Norte de que su prueba con una bomba nuclear de hidrógeno ha sido exitosa.
“El análisis inicial no es consistente con las afirmaciones de Corea del Norte del éxito de la bomba de hidrógeno”, comentó en su rueda de prensa diaria el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
La Presidenta surcoreana convocó a una reunión urgente de sus principales asesores de seguridad y aumentó la vigilancia en la fuertemente militarizada frontera que comparte con Corea del Norte.
Los diplomáticos surcoreanos, en tanto, se apresuraron a discutir con sus aliados las estrictas sanciones que pedirían para Norcorea.
Park sostuvo que, de ser cierto que Corea del Norte disparó una bomba de hidrógeno, ello podría sacudir fuertemente el panorama de seguridad del noreste de Asia y cambiar de manera sustancial la naturaleza de la amenaza nuclear de Pyongyang.
El Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, calificó el supuesto ensayo nuclear como totalmente inaceptable y como una grave amenaza a la seguridad de Japón, y pidió al Consejo de Seguridad tomar medidas firmes.
Inclusive el único gran aliado de Corea del Norte, China, condenó las acciones de la nación liderada por Kim Jong-un.
“China critica fuertemente a Corea del Norte, pero una vez que se discuta (el tema) en el Consejo de Seguridad de la ONU, nos centraremos en prevenir que las sanciones que se le impongan no afecten la estabilidad de Norcorea”, dijo Chun Yung woo, principal asesor del Instituto Asan y ex negociador de Seúl durante las conversaciones nucleares con el norte.
China, Japón, Rusia y Estados Unidos, junto con las dos Coreas, son miembros de las suspendidas por ya un largo tiempo charlas para acabar con el programa nuclear de Corea del Norte.
En una cumbre celebrada en Washington en octubre, Park urgió a Obama y a Kim retinar esas negociaciones y advirtió sobre una cuarta prueba nuclear de Pyongyang.
Sin embargo, Corea del Norte insistió en que primero Estados Unidos debía comprometerse a negociar un tratado de paz con ellos que reemplace el armisticio que puso fin a la Guerra de Corea en 1953.
El supuesto lanzamiento de la bomba de hidrógeno por parte de Corea del Norte se produjo de manera sorpresiva, aunque el comportamiento aparentemente errático de Pyongyang podría interpretarse como parte de una estrategia para imponer elevar sus demandas en una negociación con Corea del Sur y Estados Unidos y, al mismo tiempo, reforzar la reputación interna de Kim antes de una importante reunión del partido gobernante.
El mes pasado, Kim aseguró por primera vez que su país estaba listo para detonar una bomba de hidrógeno, y, en su discurso de Año Nuevo, llamó a tener más modernos y diversos instrumentos militares.
No obstante, en el discurso no hizo alusión específicamente a armas nucleares, y también hizo hincapié en la necesidad de mejorar los niveles de vida, por lo que prácticamente ningún analista pudo anticipar lo que vino después.
“Esto eleva el escepticismo sobre nuestras capacidades de recolección de datos de inteligencia”, consideró Kim Dong-yup, analista de la Universidad de Estudios Norcoreanos en Seúl.
Desde que heredara el poder tras la muerte de su padre, Kim Jong-il, a finales de 2011, Kim Jong-un ha iniciado una purga de importantes miembros de su partido y de la élite militar, y ha probado que es más ambicioso que su padre en la búsqueda de poseer misiles de largo alcance y armas nucleares, inclusive pese a las advertencias de China.
Bajo el mandato de su padre, Corea del Norte lanzó dos misiles de largo alcance y puso en órbita un satélite, en diciembre de 2012.
Ese mismo año, Pyongyang revisó su constitución para autoproclamarse una potencia nuclear.
Dos meses después realizó su tercera prueba nuclear -y la primera bajo el mando de Kim hijo-, al tiempo que el Partido de los Trabajadores adoptó una nueva estrategia nacional: incrementar su arsenal nuclear y reconstruir su economía al mismo tiempo.
Kim quiere que los norcoreanos consideren las armas nucleares como la pieza clave de su supervivencia, pero Washington y Seúl han advertido en repetidas ocasiones que las ambiciones nucleares de Corea del Norte sólo profundizarán su aislamiento.
“Los beneficios de ser una potencia nuclear -disuadir las amenazas externas y mostrar una fortaleza interna- deben ser mayores en su mente que los costos de padecer una nueva ronda de sanciones, a las que Pyongyang ya debe estar acostumbrada de momento”, opinó John Delury, un experto en Corea del Norte de la Universidad de Seúl.
El Partido de los Trabajadores tiene previsto celebrar su primer congreso en pleno derecho desde 1980 en mayo.
Sin grandes mejoras en las vidas de los norcoreanos, Kim necesita algo más que poder mostrar sobre sus cuatro años de gobierno.