Las hojas de la máquina de escribir se ondulan
Al rodillo que pasa sobre letras e imágenes
En olores de aceite y perfumes de mujer
Mientras en la computadora a piquetes de ojos en el teclado las letras se alinean como soldados negros de cara blanca en las yemas de mis dedos.
Hojas y ojos son hermanos de una misma familia de ilusiones hilvanadas por la mano que las dibuja
A toques, a rasgos que van creando senderos como hormigas en la tundra y en los cristales que espejean
El verde de la luz cristalizada en sus confines, las hojas, los ojos por donde entra el alba.
Del árbol nacen las hojas en cuya piel escribimos,
Del árbol nacen los ojos por el iris que miramos
De la máquina nació la escritura de las manos
De Dios la escritura de los árboles
Donde los perros se orinan a sus faldas
A una mirada mía naciste tú
En el borde de esta hoja las armonías del mar
Que se envuelven en el rodillo de la imaginación
Fresca y verde de esta mañana de sol.
Sol oculto entre el frío
Sol de ojos amarillos en la capa de los árboles
Sol de cristal en las hojas y en los ojos
De las hojas escribo en los murmullos a la ventana
Del curiosos sol de pájaros en un techo de hojas
En las manos de calor que se cobijan de melancolía
En el brindis de la copa de los árboles.
Murmullos de enero en mi hoja y en mi ojo
Donde juegan las letras en el fuego y el hielo
En estos días de enero rodeado de amigos.




