La tragicomedia por entregas terminó por fin ayer.
En un símil de los “teleculebrones” de las televisoras, en donde por el interés despertado en sus seguidores los productores añaden capítulos a una historia, la relativa a la candidatura del Partido Revolucionario Institucional a la gubernatura, con Baltazar Hinojosa Ochoa como el elegido, tuvo como es natural en los casos mencionados, un final feliz para algunos y de desencanto para otros.
¿Fue buena o mala esa espera?
Habría que valorar un intento de respuesta a la luz de los hechos.
En realidad, no fue tanto el tiempo transcurrido. Seis años atrás, el anuncio del PRI sobre la designación de Rodolfo Torre Cantú como su precandidato se dio el 20 de enero del 2010. La diferencia entre las dos fechas es de sólo ocho días, lapso que parodiando la frase atribuida al rey francés Enrique IV sobre París, podría actualizarse como “una gubernatura bien vale una semana”. No había por qué rasgarse las vestiduras.
Tal vez el lado que nadie puede explicar es el porqué el PRI permitió y hasta alentó un ejército de aspirantes, cada uno de los cuales tenía y tiene los méritos suficientes para aspirar a ese puesto. La experiencia resultó provechosa para mostrar a propios y extraños que el tricolor tiene figuras de sobra para esos menesteres, pero también provocó enfrentamientos innecesarios debajo de la mesa y mini guerras de lodo que por fortuna para el priísmo no pasaron a mayores.
En estas condiciones surgió el humo blanco en el PRI de Tamaulipas. Esperemos que ese color sea el que defina también, a las campañas constitucionales…
LEALTADES
La vida está llena de claroscuros.
En ocasiones cometemos errores y en otras tenemos aciertos. Y todos, de alguna manera y aunque sea en un entorno privado o familiar, no podemos escapar al juicio público.
Viene al caso este intento de reflexión por los dimes y diretes en torno a Bladimir Martínez, para algunos héroe y villano para otros, en mil batallas políticas.
Hoy es Bladimir, al parecer, un hombre cercano a Baltazar Hinojosa. Tan lo es, que nuevamente es polo de críticas y señalamientos de sus malquerientes.
No conozco los motivos de sus detractores. Tal vez tengan razón o por lo menos creen tenerla, pero en este escenario hay un saldo inobjetable: Bladimir es, junto con Luis Enrique Rodríguez, uno de los mejores operadores electorales que tiene el PRI, con un plus político inusual en los dos casos: Ambos son hombres leales.
“Bladi”, como lo conocen sus amigos, ha trabajado en diversas responsabilidades para decenas de jefes –lo conocí en la campaña de Manuel Cavazos– y desde entonces nunca le he oído hablar mal de sus coyunturales mecenas. Ni una sola crítica, aún en los peores momentos de su carrera política y gubernamental. Puede ser que en esos servicios haya cometido errores, pero la deslealtad no es uno de sus defectos.
Ojalá, si es cierta esa cercanía, que el virtual precandidato del PRI lo conserve en su equipo de trabajo y lo aproveche. Si lo hace, no sólo contará con un lobo electoral madurado en por lo menos cinco campañas a gobernador de Tamaulipas –ésta podría ser la sexta– contando de Américo Villarreal a Rodolfo Torre, sino que tendrá también a su lado a un colaborador fiel.
Ningún ser humano es perfecto y desde luego Bladimir no lo es, pero cuando la eficiencia es el factor prioritario, nadie tiene argumentos reales –no desahogos– para negarle ese mérito a Bladimir…
Twitter: @LABERINTOS_HOY




