Con alegría leía y observaba ayer por la mañana una serie de publicaciones en redes sociales donde se felicitaba a La Legión Plebe por haber cumplido sus primeros diez años de existencia, qué rápido pasa el tiempo. Este grupo ha vivido de todo en el periodo que lleva alentando a Correcaminos, y sobre todo han sido más tragos amargos que alegrías.
Si se habla de una Porra de la UAT, la pionera de todas es la Porra de don Miguel Caballero, misma que acompañaba al equipo en todos los partidos a lo largo y ancho del país, no sólo en Primera División, también en las inferiores. Y hay muchas más que por espacio no podré rememorar aquí, pero todas han tenido momentos de arenga desde el graderío del Marte R. Gómez o Universitario.
A mediados de la década pasada comenzaba a crearse el “boom” de las Barras, cosa que poco a poco dejaba de lado a las tradicionales “porras”, las cuales con un estilo mucho más conservador, mostraban su afecto hacia el equipo de futbol con el cual simpatizaban.
En Ciudad Victoria comenzó a darse el fenómeno también, pero desde antes ya había tintes de grupos de animación “Aguerridos”, como la Ultra y la Mega, ambas con integrantes de un extracto social alto.
A finales de los noventa nace de un concurso organizado por la Cervecería Carta Blanca la Marea Naranja, los cuales ya mostraban tintes de “Barra Brava” y tenían la particularidad de salirse en todos los partidos diez minutos antes del medio tiempo para ingerir cerveza afuera del Estadio.
Posteriormente nace la Fresada Naranja, una nueva generación de muchachos seguidores de Correcaminos, que aparte de echar porras y hacer bromas a quien pasaba frente a ellos, en ocasiones aparecían con disfraces y botargas.
La contra de los Fresas de La Salle, fue la Legión Plebe, misma que batallando muchísimo ha logrado quedarse por 10 años, ganarse un reconocimiento y en algún momento llegaron a ser considerados como la mejor Barra del Ascenso en el país.
La LP ha llenado de color el Marte en diferentes torneos desde su rincón, Sol Sur, sobre todo cuando el equipo ha andado mejor, como en las liguillas con Joaquín del Olmo, en la Copa con ‘Chelís’ y en el invierno del 2011 cuando Ignacio Rodríguez y su plantel los hicieron tocar el cielo. Por cierto, esa la única alegría que les han dado en 10 años.
Pero también se han mantenido cuando el equipo ha andado muy mal, como durante el periodo que dirigía Nelson Sanhueza los domingos al medio día, dice ‘Nico’ Saucedo: “Fue una temporada de terror, los que estuvieron en ese momento con nosotros realmente son fieles”.
Las jornadas pasan, los torneos culminan y se van los años, el equipo no ha podido recompensar con el Ascenso a los que tienen fe ciega en que algún día podrán ver a su equipo llegando al máximo circuito de nuevo.
A ellos no les importa gastarse su dinero en los boletos cada quince días, en invertir para un viaje y ver jugar a los naranjas, mucho menos acabarse la garganta cuando están en la cancha, a ellos no les importa cuando hay gol en contra, ahí gritan con más fuerza. A ellos es a los que el equipo les tiene que rendir cuentas y resultados.
La Plebe lleva diez años de aguante, de soportar de todo y por lo que se ve, mientras haya equipo seguirán ahí entonando su grito de guerra: “Señores yo soy del ‘Corre’ y tengo aguante, yo sigo a los naranjas a todas partes, porque éste es un sentimiento, que se lleva en el corazón, yo daría toda mi vida por ser campeón. ¡Vamos a volver!”.
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