1.- Con la entrada de las nuevas tecnologías que nos ponen de nachas ante la inmensidad de escondrijos que la liberticida procrea. Nos quedamos parados ante los asombros y desconciertos de éstas. Cablevisión nos ha embutido los convertidores para dejar los anacrónicos televisores que ocupaban toda la recámara y que en realidad hasta nos servían de cama para dormir.
Pero estos aparatitos son como una pulga en la mano; saltan y no se dejan agarrar. Ayer la imagen se quedó estática, y me quedé chiflando en la loma, silbido bíblico, y me quedé sin futbol y noticias milenarias.
Marqué los números de la agenda técnica del cable y me recetaron una ristra de códigos que sólo mis nietos entenderían. Total, que la imagen nunca vino. Y como dicen los jóvenes, “me la pelé”. Y es que marqué el número de Cablevisión y nos mandan con otros números hasta el cuento de nunca acabar. Y es que los convertidores fallan o nos convierten en calabazas esperando que venga la varita mágica de los técnicos. Nos contestó un señor, José León, de cuyo nombre no puedo acordarme. Y me dejó chupando faros. Y nunca se arregló el televisor con el famoso convertidor de cacahuates y tamarindos chinos.
En resumen; debemos de crear el Sindicato de Usuarios de Cablevisión para que nos atiendan tan rápido como cobran. Porque eso sí, no pierden un pelo a la hora de cobrar las mensualidades con maña china. Soy un usuario de más de 35 años, de ser usuario.
2.- Una de las propuestas que recomendamos en la reunión de Cabildo es la creación de la Dirección General de Inspección de Banquetas del Primer Cuadro. Y es porque hay en los banquetarios un alud de trampas y trampillas para cazar osos y seres humanos. Alcantarillas abiertas, registros rotos, pozos, norias, taludes, quebraduras y demás dengues urbanos que ponen en peligro todos los días a los peatones y transeúntes. Peatones patones, transmutes plantígrados, banquetas que ponen en peligro la salud de los vejestorios y los terciarios, o sea la gente veterana arriba de los setenta y más. Hemos visto caer en batalla como Adelitas, a jóvenes, chamacas, señoras embrazadas y vejestorios víctimas de estas trampas citadinas. Ojalá que los regidores tomen cartas en el asunto y se invente esta saludable e importante dirección de banquetas y otras hostilidades de la ciudad.




