Mission, Texas.- Para librarse de la carga de los alrededor de 90 mil niños migrantes, el gobierno estadounidense acepta a delincuentes como “padres adoptivos” de estos menores.
“Parece no importarle en qué lugar ubica a los niños inmigrantes que llegan a este país buscando refugio. En muchos casos lejos de progresar, los niños sufren los más despiadados abusos”, testificaron varios legisladores federales en una audiencia celebrada en Washington.
Un número aproximado a los 90 mil niños -la mayoría de origen centroamericano- estarían en riesgo.
Las políticas de las agencias federales para ubicar niños con “padres adoptivos”, no excluye a criminales “no importa el delito”, acusan legisladores.
¿Ejemplos?
La oficina de Salud y Servicios Humanos del gobierno estadounidense -que es la encargada de ubicar a menores inmigrantes-, envió a una niña de 16 años de edad al hogar de quien dijo ser su primo, pero en realidad el sujeto no conocía a la chica, sin embargo, había pagado porque la trajeran ilegalmente a los Estados Unidos.
La niña que ya había sido abusada sexualmente en su país, fue forzada a tener sexo una y otra vez con quien se suponía la cuidaría.
Otro chico migrante guatemalteco de 17 años fue enviado con “un amigo de la familia” quien reportó vivir con tres adultos más. El chico fue forzado a trabajar 12 horas diarias en condiciones que acabaron por enfermarlo. Terminó viviendo en una propiedad del patrón, donde vivían otros 14 “empleados”.
En muchos de los casos trabajar sin descanso sería una forma de pagar a los coyotes la “deuda” por traerlos a los Estados Unidos. Esos “coyotes” se las arreglarían para contratar personas en este país quienes posaban como “amigos” o “conocidos” de los niños y una vez estando bajo su “protección” venía el abuso.
Tanto la chica como el joven y muchísimos más terminaron huyendo, pero, ¿dónde están?
Quien habla del tema es la senadora Claire McCaskill y lo hace fuerte durante una audiencia especial celebrada en DC, el 28 de enero pasado cuyo tema fue “Adecuación a los
Esfuerzos del Departamento de Salud y Servicios Humanos Para Proteger a los Niños Indocumentados No Acompañados del Tráfico Humano”.
El tráfico de niños indocumentados que llegaron solos a este país se ha descubierto en varios estados, Ohio, es solo uno de ellos. Bajo el Flores Agreement, the Trafficking Victims Protection Reauthorization Act (o TVPRA), se supone que el Departamento de Salud tiene la obligación de acomodar a esos niños en hogares donde se les proteja física y emocionalmente.
Pero a pesar de que la agencia supo del caso Ohio en donde los niños eran obligados a trabajar ilegalmente con poco o nada de sueldo, nada se hizo. No verificó que quienes reciben a estos niños tengan antecedentes dudosos o no, ni que tengan el suficiente ingreso para mantenerlos, tampoco actuó cuando se supo de abusos, acusa la senadora.
Pero el Departamento de Salud no se equivocó solo, el de Seguridad Nacional hizo su parte, de acuerdo al testimonio, ambos erraron. Ni siquiera saben cuál de las dos agencias tiene en realidad la responsabilidad por asegurar la seguridad de los niños que son retirados de la custodia de Seguridad Nacional.
Cuando la Senadora denunció algunos hechos a Seguridad Nacional la agencia contestó “Ese ya no es mi problema”.
Frustrada, la senadora agrega que ha hablado muchas veces sobre la importancia de establecer líneas claras de autoridad entre las agencias de gobierno. “Como madre y como abuela, mi corazón está con esos niños y niñas que ya han sufrido mucho.
Los niños salen de sus países, cruzan países violentos como México y llegan a los Estados Unidos. Son capturados por la Patrulla Fronteriza y puestos primero en Centros de Detención para menores, luego si los niños tienen en Estados Unidos “familiares” o “conocidos” son dejados bajo la tutela de ellos.
“Pero no mucho después de su llegada, estos niños-algunos de tan sólo 14- fueron obligados a trabajar 12 horas al día, seis o siete días a la semana. El trabajo era agotador. Y las condiciones de vida eran miserables, en un abarrotado remolque-algunos en mal estado según los informes-, durmiendo en colchones en un reducido espacio debajo del remolque”.
Para obligarlos a trabajar, prosigue la senadora, los traficantes retienen sus salarios y amenazan a sus familias. Utilizan una combinación de amenazas, humillaciones, privación, la coacción financiera y de manipulación para crear un clima de miedo e impotencia.
La investigación de la Senadora encontró que había un “padre adoptivo” con múltiples niños con una misma dirección y el gobierno no se dio cuenta de que estaba entregando varios niños a una sola persona.
Otro error, si un “padre adoptivo” vive con otros adultos, la agencia no investiga quiénes son. El chequeo de antecedentes criminales solo se hace para el solicitante.
Peor aún, si ese chequeo descubre que el solicitante “tiene historia criminal, la póliza del Departamento de Salud y Servicios Humanos es que un convicto no se descalifica automáticamente, no importa qué tan serio sea el crimen”.
Mark Greennerg, Asistente al Secretario de HHS en el Departamento de Niños y Familias comenta en esa audiencia que el número de niños que fueron dejados en su custodia mostró un rápido incremento (recuérdese la crisis humanitaria).
Agrega que se han hecho esfuerzos por poner a esos niños en los mejores lugares y para combatir el tráfico humano.
La mayor parte de los niños que llegan lo hacen por la frontera sur y por Tamaulipas, México arriba la gran mayoría, específicamente, por Reynosa.
Desde el 2003, esa oficina ha cuidado a más de 190 mil niños. Hasta antes del año fiscal 2012 se recibirían de seis mil a siete mil niños. Esos números se incrementaron a partir del 2012 a 13 mil 625; a 24 mil 668 en el 2013;y a 57 mil 496 en el 2014.
En el 2015 bajó a 33 mil 726. Pero solo en octubre y noviembre del 2016 la Patrulla Fronteriza solo en el área del Valle del Rio Grande habría capturado en octubre y noviembre a 10 mil 500 niños no acompañados.
Aunque la mayoría de los niños que llegaban eran típicamente hondureños mayores de 14 años, la tendencia comenzó a cambiar y las niñas que llegaban empezaron a subir de un 23 a un 32 por ciento mientras que los niños varones aún menores de 14 subió del 11 al 17 por ciento.
En el 2012 solo un uno por ciento de los que llegaron eran menores a los cinco años pero en el 2015 subió al tres por ciento.
Los menores huyen de sus países de origen por la violencia, porque buscan reunirse con sus familiares ya establecidos en los estados Unidos o simplemente porque buscan un empleo para enviar dinero a sus familias en sus países de origen, creen que en Estados Unidos lo lograrán fácilmente pero muchos lo que encuentran es más abuso y más violencia.