Platicando con un lector en redes sociales, me hacía ver sobre las posibilidades del artefacto llamado “Google Glass” lanzado en 2013 que, en pocas palabras, consiste en unos anteojos conectados a Internet.
El usuario puede accesar la red en una micropantalla anexa a la montura, amén de recabar foto fija y video, todo ello sin apretar un solo botón (“hands-free” le llaman) mediante comandos de voz.
Opiné que lo importante (y preocupante) no es el acceso al ciberespacio (algo incómodo, por cierto) sino su capacidad de registro.
Su facilidad para colarse a la intimidad de manera más velada que cualquier cámara o teléfono móvil.
Porque no solo graba, también hace “streaming” esto es, transmisión en tiempo real en donde se ubique.
Algo parecido a la travesura de XÓCHITL GÁLVEZ y su celular en la fiesta de DIEGO FERNÁNDEZ, aunque bastante más discreto.
Vale el comentario ante la creciente omnipresencia del ojo digital semejante al “Gran Hermano” de GEORGE ORWELL, entidad superior que todo lo ve y vigila.
Tenemos cada día más cámaras que reportan el tráfico, hacen tareas de vigilancia policial, monitorean entradas a dependencias oficiales, auditorios, teatros, escuelas, estadios, hospitales, empresas y domicilios.
Sólo que en el mundo real el “Big Brother” es compartido, social. La herramienta está también a disposición de individuos. El espíritu de “paparazzi” puede ser llevado hasta sus últimas consecuencias.
Cualquier espacio queda a merced del fisgoneo furtivo, velado, subrepticio, en fiestas privadas como la del jefe DIEGO, efectivamente.
Aunque también en restaurantes, bares, oficinas, pasillos, elevadores, alcobas y hasta mingitorios.
¿O que tal el cuarto de guerra donde se deciden estrategias de un candidato, alguna asamblea de accionistas o la reunión de un presidente con su equipo cercano?
Dejémoslo ahí.
LA FOTO DEL DÍA
Habrá que insistir en ello, toda encuesta retrata un momento, lo fija en el tiempo que es devenir incesante.
A los estudios de opinión habría que aplicarles aquella máxima que daba don FERNANDO BENITEZ a sus alumnos de periodismo. La noticia empieza a envejecer al momento que se publica. La fecha es también su epitafio.
De manera equivalente, no puede haber exactitud en esta etapa temprana del proceso tamaulipeco cuyas campañas ni siquiera empiezan, en un país que no ha superado su adolescencia democrática y ante una opinión pública tan voluble.
Aún así vale como antecedente el que la agencia Mendoza Blanco y Asociados otorgue el 52% de la intención del voto al tricolor BALTAZAR HINOJOSA, contra un 37% del panista PACO CABEZA.
Diferencia de 15 puntos, acaso reveladora. Útil el dato, será sustantivo si la tendencia se sostiene a las cuatro o cinco semanas de proselitismo, no sólo de HINOJOSA y CABEZA sino del abanico completo. Todas las opciones. Las encuestas son en buena medida un simulacro pues parten de un planteamiento ficticio: “Si hoy hubiera elecciones (etc.)”
Desde luego, el día que se levanta la muestra no corresponde a la fecha de los comicios. Por tanto, lo que el encuestador propone a su entrevistado es un ejercicio de imaginación, una mera suposición.
Se pide a la persona una fantasía controlada. Si no estuviéramos en marzo sino en junio, en caso de que este día fueran las votaciones, qué opción sería más atractiva (partido, candidato).
Amén de preguntas anexas como los positivos y negativos de cada propuesta o si (al menos) conoce a las personas que contienden.
Sólo que el menú está todavía incompleto. Sabemos de dos opciones, sin duda las más relevantes (HINOJOSA y CABEZA, en ese orden) pero aún faltan las demás.
Eso y esperar el impacto de sus respectivas ofertas políticas.
Finalmente, ¿Cuál es la prisa?…
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