NUEVA YORK, EUA.- En su intento de sumar apoyos en este estado, el puntero republicano, Donald Trump, ha vuelto a abrir viejas heridas raciales.
El magnate visitó ayer Patchogue, una pequeña población en Long Island donde en 2008 un grupo de jóvenes blancos asesinó a Marcelo Lucero, ecuatoriano de 37 años de edad.
Trump participó en un evento para recaudar fondos a sólo unas pocas cuadras de donde Lucero murió, lo que desató las protestas de cientos de latinos residentes de esta población que ha enfrentado numerosas tensiones raciales en su pasado.
«Trump pone a los estadounidenses en contra nuestra, de los latinos. Él divide a la gente», dijo Jocelyn Fajardo, de 23 años y de ascendencia ecuatoriana, mientras se manifestaba frente a la sede del evento republicano.
El multimillonario no hizo ninguna referencia a la protesta, pero durante un discurso ayer aseguró que tiene una magnífica relación con México y los hispanos.
Sin embargo, pocos latinos de Patchogue creen que esto sea cierto.
«Invitar a Donald Trump a hablar a sólo cientos de metros de este lugar, donde (Marcelo Lucero) fue asesinado como resultado de un crimen de odio es un ultraje para la comunidad migrante», afirmó esta semana Allan Ramírez, un pastor local y activista.
«Que Trump venga aquí a hablar es sacrílego. Es el equivalente a invitar a Osama Bin Laden para que hable en la zona cero», agregó.
Ramírez dijo temer que la retórica agresiva del magnate contra los indocumentados vuelva a impulsar actitudes racistas que antaño eran habituales en Patchogue.
«Preparatonianos solían salir en esta ciudad, como si de un deporte se tratara, a la caza de ‘frijoleros’. Es decir, buscaban mexicanos por la noche, les golpeaban y al día siguiente se reunían y presumían de cuantos ‘frijoleros’ habían golpeado», recordó el pastor.
«(Lucero) murió a causa del discurso del odio, y ahora Donald Trump quiere continuar esa retórica a un nivel nacional», añadió.
La manifestación de ayer es una de las cientas que se han sucedido desde que el multimillonario inició su campaña, cuando calificó a los migrantes mexicanos que llegan a Estados Unidos de violadores y delincuentes que llevan drogas al país.
Por su parte, John Jay LaValle, presidente del comité republicano que organizó el evento, defendió la presencia de Trump.
«Mientras ofrecemos nuestra total solidaridad a la familia de Marcelo Lucero, desconfiamos de los motivos de aquellas personas que conectan ese despiadado crimen con el cometido del señor Trump a hacer cumplir las leyes de inmigración, que han sido ignoradas por ambos partidos durante 30 años», dijo LaValle en un comunicado.