La mitad del tiempo de la campaña por la gubernatura de Tamaulipas está por completarse. Y a estas alturas, los pronósticos sobre su desenlace son tan numerosos como variados.
Las encuestas no ayudan a disipar dudas sobre semejantes augurios. Prácticamente ninguna coincide en sus sondeos y en algunos casos son tan diferentes que podría pensarse que se aplicaron en dos o tres Tamaulipas.
Cuidado con esos ejercicios; desde hace muchos años dejaron de ser confiables y se han convertido en meras herramientas proselitistas. Aventurar escenarios, como lo hace la mayoría, cuando falta un mes para cerrar la búsqueda del voto es bordar en el aire e inclusive el mismo IETAM los ha desestimado.
Es un absurdo, por no decir una palabra más cruda, pensar en que ya exista un triunfador. Y se lo confirmó en un dato histórico de los procesos cercanos: El 20 por ciento de la votación a favor de uno u otro candidato, se define en la semana previa al día de la votación. En otras palabras, en 7 días se decide al ganador.
Como en términos folklóricos suele decir Enrique Cárdenas del Avellano: Ni siquiera han matado la vaca y ya se están comiendo el bistecito…
Y SE LES TOLERA
Somos los mexicanos, una etnia difícil de entender. Existen varios factores que alimentan esa confusión y entre ellos destaca el relativo a una singular percepción: Dentro del sector público podemos hacer lo que se nos pegue en gana.
Hoy, una muestra de esa conducta se da en el Tecnológico de Ciudad Madero, similar a la que se registra en otras instituciones semejantes del país.
Los alumnos, los que en teoría asisten a las aulas para aprender, en los hechos son los que quieren enseñar. Quieren enseñar cómo se arma un plan de estudios, cuál debe ser el perfil de los maestros y hasta quiénes tienen, según ellos, los atributos para ser directores de un plantel.
Por una sola razón: Porque en las escuelas públicas de México muchos hacen lo que les place. Y se los permiten.
¿Imagina usted una situación parecida a la del plantel tamaulipeco en el Tecnológico de Monterrey, en la UDEM, en el ITAM o en la Ibero, por citar a algunas escuelas particulares nacionales?… Yo no lo imagino.
Esa complacencia, ese dejar hacer, es en gran parte la causa de la baja capacidad profesional de muchos egresados de las instituciones públicas, en donde sólo falta que también los estudiantes sean quienes decidan quien aprueba o reprueba un examen. Y luego preguntan por qué hay tanta distancia entre la educación profesional privada y la pública…
SIN AFLOJAR EL PASO
En las difíciles circunstancias que vive Victoria, lograr avances es sumamente difícil, pero igualmente complicado es mantener al municipio en condiciones operativas y seguir respondiendo a las necesidades de la comuna.
Estas circunstancias se agudizan por el poco tiempo que le resta a esta gestión capitalina para concluir. Y sin embargo, el ayuntamiento victorense no ha perdido el paso.
Sin caer en falsas adulaciones, me parece justo reconocer que el alcalde interino, Fernando Méndez Cantú, ha cumplido con la encomienda que el Cabildo le endosó. Una muestra son los servicios públicos, en donde no se han detenido acciones vitales como la limpieza y el bacheo e inclusive se siguen llevando a cabo obras públicas en diversos ámbitos.
Para valorar lo anterior, pregúntele a un vaquero si es tarea fácil cambiar la montura a un caballo, cuando todavía está cruzando el río…
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