* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
Es evidente que durante el primer mes las diversas campañas observan bajo nivel, especialmente las que tienen como objetivo la gubernatura estatal, tanto que algunos de los candidatos aun permanecen en el anonimato, sin embargo, es de creer que las semanas que restan registren tal intensidad que merezcan guardarse en la memoria popular. (Ojalá y también eleven su nivel y dejen de ser pleitos de vecindad). Es de esperar con el ánimo encendido para que Tamaulipas supere los obstáculos que ahora incomodan a la sociedad. Superar digo, el destino manifiesto que nos mantiene acorralados. Sea la inseguridad y todo lo que de ello deriva, que no deja de ser la preocupación primera y última de la generación presente.
El panorama es complicado cuando el país se encuentra en el peor momento. Ya se ha dicho aquí que el próximo gobernador tendrá que convertirse en un gestor implacable para atraer los recursos que mamá federación ya no podrá aportar porque tampoco los tiene a pesar de la venta de garaje que puso a disposición del capital internacional, sin mayor éxito hasta ahora. En este sentido ya no es novedad la desconfianza recreada por las fallas y errores del supremo gobierno. En estas circunstancias podríamos suponer que quien gane la gubernatura se habrá acreditado la rifa del tigre. En este punto el columnista acepta que sea la razón de que cuando menos la mitad de los candidatos prefieran ver los toros desde la barrera. No parece ser otra la explicación a su apatía y mediocridad.
Quedamos en que el próximo sexenio habrá escasos recursos y por lo tanto se gobernará en grado muy cercano a la indigencia. ¿Cómo se han de cumplir entonces las promesas de campaña que por exageradas parecieran provenir de la realidad ficticia o imaginaria creada por García Márquez en opinión de Vargas Llosa?. (Historia de un Deicidio).
No habrá dinero ni forma de conseguirlo a través de préstamos porque el Congreso de la Unión recién acordó evitar más endeudamiento en los estados. Recordar que Tamaulipas tiene créditos pendientes de pago por alrededor de 13 mil millones de pesos. Ya seguiremos con el tema.
INFANCIA POBRE, ¡POBRE INFANCIA!
Desde hace tiempo el tema de los derechos humanos golpea las entrañas de la república. Con justa razón autoridades de todos los niveles aparecen como destinatarios de las más severas críticas, especialmente las que provienen del exterior, y son tan frecuentes y contundentes que no dejan duda de que en esta ínsula barataria llamada México algo huele mal. ¿Algo?. En este sentido ni cómo negar que el mundo se muestra sorprendido de que por estos andurriales la tortura permanezca como la forma más vil y cobarde de denigrar y humillar en su dignidad a cualquier persona. Ya sabemos que basta la sospecha para que la inocencia sea violentada sin el menor escrúpulo. Después para la víctima y su familia, solo tinieblas. Eso en cuanto a los adultos.
El asunto es que las instituciones están bajo sospecha y cada día se agregan argumentos que actualizan y hacen insuperable la barbarie por la que transcurre la justicia mexica. Ahora están en turno los niños. Usted leyó bien, son los niños mexicanos que también sufren las inclemencias de la pésima administración pública. Y no lo dice el escribidor sino la UNICEF que es el Fondo de las Naciones Unidas encargado de la defensa de los menores. Dicho organismo coincide con el CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), coincide digo, en cuanto a que en México existen 21 millones y medio de menores en estado de pobreza extrema para los que no hay esperanza alguna. Sea que más de la mitad de la población infantil padece esta tragedia.
Recordemos que los niños también tienen derechos aprobados en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, lo cual significa que el supremo gobierno está obligado a salvo guardarlos y sin embargo no es así toda vez que estos 21 y medio millones de pequeños no cuentan con las condiciones mínimas que garanticen el ejercicio de tan siquiera uno o más de sus derechos sociales, entre los que se encuentran desde luego educación, salud, acceso a seguridad social, vivienda digna y alimentación. Esta cifra corresponde al 2014 aunque hasta ahora se hizo pública. Lo más probable es que haya aumentado estos últimos tiempos la pobreza infantil considerando que la política de desarrollo social ha fracasado. La renuncia intempestiva de Rosario Robles a la dependencia respectiva es la mejor evidencia de que la situación en este aspecto empeoró y no va a ser un aristócrata como José Antonio Meade quien solvente el problema y menos cuando parece obsesionado por lograr la candidatura presidencial. En este caso Aurelio Nuño, el secretario de Educación que también busca suceder a Peña Nieto, debiera entender que con hambre “no entran las letras”.
De manera que el supremo gobierno mantiene marginados a más de la mitad de los niños. Mejor dicho, olvidados y a la deriva, sin protección alguna que les garantice una formación acorde con las exigencias del mundo globalizado al que pertenece México. No es juego, estamos hablando de 21 y medio millones de niños que más tarde que temprano tendrán que enfrentarse a una realidad para la cual no estarán preparados. Está claro que al igual que 60 millones de adultos no pertenecen a la perspectiva modernista a que aspira la nación. Cabe una reflexión: si al gobierno no le interesan los niños que son la esperanza del país entonces, ¡qué jijos es lo que le importa!.
SUCEDE QUE
Esta semana el Congreso local aprobó la Ley de Transparencia y Acceso a la Información que no es otra cosa que claridad en el ejercicio de la función pública que significa además, la promoción y fomento de la difusión de la cultura de la transparencia estableciendo mecanismos para garantizar el cumplimiento y la efectiva aplicación de las medidas de apremio y sanciones que correspondan, según señaló el líder Ramiro Ramos Salinas. Pues que bueno.
Y hasta la próxima.
