El autor de esta columna fue algo terco, insistente, al señalar durante la segunda mitad del 2015, el alto riesgo que representaba para el PRI el aparatoso manejo de sus precampañas.
Principalmente las de ALEJANDRO GUEVARA y ENRIQUE CÁRDENAS, sin olvidar, en un perfil más bajo, a ETIENNE y BERNAL.
Aunque el problema no sólo eran los precandidatos sino también sus operadores y (detrás de ellos) sus huestes. Seguidores que descuidaron trabajo y familia para dedicarlos a la promoción.
Los cuatro personajes arriba mencionados movilizaron a demasiada gente en la víspera, prometieron, generaron expectativas y sueños, jugaron con la esperanza.
Reclutaron incautos que contribuyeron en efectivo y en especie a los actos proselitistas, gastaban en gasolina, banquetes, traslados, todo bajo la expectativa de un ingreso mejor.
Metieron dinero de sus bolsas a la organización de eventos, se identificaron con una causa, lucharon, trabajaron, quedando al final como novias de rancho.
El problema (y lo advertí entonces) es que una vez encarrerado el tumulto, cuesta trabajo devolverlo al hogar.
Es difícil regresar a la vida cotidiana una vez que se ha probado la adrenalina de las precampañas, gastado tiempo, dinero y esfuerzo en activismo, militancia.
Detalle curioso, quien al final obtuvo la nominación priísta fue quien menos se movió en la víspera, BALTAZAR HINOJOSA. Tenía un grupo compacto de operadores muy leales, que hoy forman la columna vertebral de su campaña.
LOS ALZADOS
No podríamos decir lo mismo de CÁRDENAS o GUEVARA quienes convocaron a multitudes y las abandonaron después a su suerte.
Quedaron sueltas, frustradas sus esperanzas y, justo sea decirlo, nadie de la cúpula tricolor se preocupó por sanar esas heridas.
No han sido llamados en suficiencia, no se les invita de manera efectiva a encontrar un lugar en el equipo ganador.
Y bueno (dicho también en esta columna a finales de 2015) a falta de una efectiva operación cicatriz, son estas muchedumbres las que ahora están volteando hacia la trinchera de PACO CABEZA.
Y no precisamente porque el reynosense sea un mar de simpatía o carisma. Tampoco porque deslumbre su inteligencia o (menos) porte en sus alforjas un programa inteligente de gobierno.
Nada de eso. La explicación es harto sencilla. Se trata de gente que fue sacada de sus casas, de sus rutinas domésticas con promesas vanas y cuyos personeros de pronto desaparecieron, se evaporaron en el aire. O que alguien les diga, ¿Dónde quedó ETIENNE, dónde BERNAL, GUEVARA o CÁRDENAS?
MUDANZAS
Toda esa gente que salió a la calle y desfiló por ellos se quedó en el pasmo, colgada de la brocha, en alguna suerte de orfandad política. No pregunten entonces por qué les están brotando cuernos.
¿Perversidad de CABEZA?, tal vez, aunque también imperdonable desdén en quienes debieron haberlos incluido. Cicatrices que no cierran, siguen pendientes, a merced de virus oportunistas.
La hora es también propicia para deslealtades. Por igual, hay personitas que traicionan su militancia tricolor, aún teniendo (ellas sí) oportunidad de sumarse a la campaña.
En este sentido, resulta lamentable lo que hoy ocurre con un grupito de damas que apenas dos meses atrás las veíamos de caballo, cuera, sombrero y sonrisa franca, con su devoción tricolor tatuada en la frente. Hoy lucen distintivos azules.
Se diría que en uso de su libertad individual cada cuál puede hacer lo que le venga en gana.
Aunque tales bandazos no dejan de representar una afrenta para el comité que preside RAFAEL GONZÁLEZ BENAVIDES y el equipo a cargo de ANTONIO MARTÍNEZ TORRES.
No se observa esfuerzo alguno para evitar que las gallinas se salgan del huacal. Peor aún, ni siquiera parece preocuparles.
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