CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Tras la persecución de una de sus reporteras esta misma semana, el periódico Vanguardia de Coahuila decidió publicar una alerta que vino acompañada de una carta en la que denuncian lo que llaman “la invisible mutilación” del derecho a la información.
“La decisión de alzar la voz, más que una consecuencia, fue también una acción para sumarnos a la campaña emprendida en el País para pedir freno al acoso al periodismo en todas las latitudes. No es un crimen informar y más aún: Nuestra vida es informar”, dice la misiva que circula a partir de ayer.
En su edición del jueves, Vanguardia hace un recuento del acoso al que han sido sometidos en los últimos meses.
A partir del 27 de enero, narran, fueron puestas en línea varias páginas de internet para difamar al diario y a los periodistas que ahí laboran.
Luego, en abril vino un ataque cibernético que puso en jaque el funcionamiento de su portal de noticias, uno de los más relevantes del norte del país.
Pero lo más grave ocurrió esta semana: el martes empezaron a ser vigilados por dos sujetos a bordo de un automóvil que permaneció estacionado afuera de sus instalaciones en actitud intimidatoria.
Ya por la madrugada del miércoles, a la hora de salida de parte del personal de redacción, los sujetos siguieron hasta su casa a una reportera que era llevada por un taxi que presta servicio a la empresa.
Ya en su domicilio, las dos personas esperaron a que el taxista se retirara para quedarse varios minutos frente a la casa.
Luego dieron varias vueltas a baja velocidad, siempre en actitud intimidatoria.
Por eso a las 2:00 de la madrugada, la empleada de Vanguardia fue llevada a resguardo, donde permanecerá, anunció la empresa, hasta que se esclarezcan los hechos.
Estos hechos motivaron que el Grupo editorial hiciera un llamado a la comunidad periodística para visibilizar lo que ocurre en Coahuila, y al mismo tiempo condenar la censura contra medios de comunicación en todo el país.
A continuación se reproduce la carta de Vanguardia:
La invisible mutilación
Tras la alerta lanzada por VANGUARDIA el pasado 4 de mayo ante una serie de ataques, intimidación y acoso hacia sus periodistas, pocos medios dejaron de sumarse a esta denuncia pública.
Esta casa editoria asumió, desde el despertar al yugo que el crimen organizado y otros actores de naturaleza política han impuesto intermitentemente por todo el México de nuestros días, que la visualización de estas presiones, estos crímenes, debe anteponerse siempre a una victimización pasiva: No aceptamos bajo circunstancia alguna ser sólo receptores del aliento y la solidaridad.
La decisión de alzar la voz, más que una consecuencia, fue también una acción para sumarnos a la campaña emprendida en el País para pedir freno al acoso al periodismo en todas las latitudes. No es un crimen informar y más aún: Nuestra vida es informar.
El último de los actos intimidatorios de una ola iniciada a finales de enero pasado, fue la persecución y acoso la noche del martes y madrugada el miércoles a nuestra compañera reportera justo el Día Internacional de la Libertad de Prensa. Ante esto, pocas palabras se necesitan para dejar en claro la impunidad con la que los entes negativos se mueven en nuestros tiempos, por lo mismo, callar no era una opción, pues sería una contribución a la invisible mutilación que sufre el periodismo día a día. Denunciar fue simplemente nuestra voluntad en este movimiento nacional de los libreperiodistas.
Nuestra voz se suma así a la de muchos, es sólo una más tan importante como cada una de quienes firmemente seguimos construyendo para un mejor lugar. A final de cuentas, somos periodistas y nos afanamos cada día en ser buenas personas.