LONDRES, Inglaterra .- El corresponsal de la BBC, Rupert Wingfield-Hayes, fue deportado de Corea del Norte tres días después de haber sido detenido.
Su delito, según las autoridades, fue haberse mostrado poco respetuoso en su cobertura.
Wingfield-Hayes, habitualmente basado en Tokio, había llegado a Pyongyang el 29 de abril para cubrir la visita de una delegación de premios Nobel.
El viernes 6, cuando se disponía a tomar un vuelo de regreso, fue detenido durante ocho horas y obligado a firmar una declaración en la que admitía su culpa.
Finalmente fue expulsado este lunes, cuando junto a una productora y un cámara tomó un vuelo hacia Beijing.
La BBC señaló que Wingfield-Hayes fue detenido con la productora Maria Byrne y el camarógrafo Matthew Goddard, y que los tres fueron llevados al aeropuerto de Pyongyang.
Posteriormente, llegaron hoy en la mañana al aeropuerto de Beijing.
Wingfield-Hayes sólo dijo que estaba feliz de estar fuera y que más tarde emitiría un comunicado, mientras que sus colegas no hablaron.
“Estamos muy decepcionados de que nuestro reportero Rupert Wingfield-Hayes y su equipo fueran deportados desde Norcorea después de que el gobierno tomó como ofensa el material que él había realizado”, expresó la BBC en un comunicado.
“Cuatro personas de la BBC, que fueron invitadas para cubrir el Congreso del Partido de los Trabajadores, siguen en Corea del Norte y esperamos que se les permita seguir reportando”.
Por su parte, el secretario general del Comité Nacional norcoreano para la Paz, O Ryong Il, justificó la acción.
“Habían hablado muy mal del sistema y del liderazgo del país?, dijo en una rueda de prensa a la que fueron invitados un puñado de medios extranjeros.
El periodista de la BBC no volverá a ser admitido en Norcorea, según O, que afirmó que Wingfield-Hayes había distorsionado los hechos y las realidades.
Aparentemente, según fuentes con conocimiento del caso, las autoridades norcoreanas se habían sentido especialmente molestas con dos coberturas.
En una de ellas, al informar sobre la visita de la delegación de los Nobel a un hospital, el reportero había puesto en duda que el personal médico fuera auténtico.
En la segunda, desde la Universidad Kim Il-Sung, había hecho una entrada junto a una estatua de Kim Jong-Un en la que mencionaba que el líder es corpulento.
Otros cuatro periodistas de la BBC permanecen en Pyongyang.
Forman parte del contingente de prensa extranjera -cerca de 130 reporteros de medios de 12 países- que recibió visados para cubrir el congreso del Partido de los Trabajadores, el primero que se organiza en Corea del Norte desde 1980 y que tiene como fin consolidar el mandato de Kim Jong-un.
Pero aunque en teoría los periodistas llegaron para cubrir el congreso, las autoridades no les han permitido apenas acceso a la reunión.
Vigilados siempre por un contingente de guías, uno por medio, sus movimientos se han visto estrechamente controlados.
Al final, unos 30 periodistas pudieron dar un vistazo al congreso el lunes, durante unos 10 minutos.