BRASILIA, Brasil.- Con la apertura de un juicio político a la suspendida Presidenta Dilma Rousseff, no sólo está en riesgo el respeto a la voluntad del pueblo brasileño, sino todas las conquistas de los últimos 13 años.
Así lo advirtió la Mandataria en un mensaje en el que llamó a los brasileños a defender la democracia en las calles.
Rousseff fue removida esta madrugada temporalmente de su cargo, tras una maratónica votación en el Senado que dio el último visto bueno a un proceso de impeachment que podría terminar con su destitución.
Durante su último discurso a los brasileños en su cargo, del cual será separada hasta 180 días, Rousseff destacó que ella fue electa de manera democrática por 54 millones de brasileños, y que no sólo su mandato peligra con el proceso de juicio político.
“(Está en juego el respeto a la voluntad soberana del pueblo brasileño y la constitución. Lo que está en juego son las conquistas de los últimos 13 años, las ganancias de la clase pobre y media, la protección a los niños y jóvenes que van ahora a la universidad y a escuelas técnicas, a los médicos que atienden a la población.
“Está en riesgo la realización del sueño de la casa propia; lo que está en juego es el futuro de Brasil, la oportunidad y esperanza de avanzar siempre más”, denunció en la apertura de su discurso, en referencia a algunos de los programas emblemas del petismo.
Posteriormente la Mandataria procedió a denunciar lo que describió como un plan de la Oposición para hacerse del poder por la fuerza justo después de perder en los comicios.
“Parte de la Oposición inconforme trató de que se recontaran los votos y luego empezó a conspirar a favor de mi impeachment, hundiendo al país en crisis con el objetivo de tomar por la fuerza lo que no ganaron en las urnas.
“El Gobierno ha sido saboteado, forzando así un ambiente propicio para el golpe. Cuando una Presidenta es acusada por un crimen que no cometió es un golpe”, acusó.
Rousseff reiteró que no existen motivos para la apertura del juicio político, fundamentado por la Oposición en unas maniobras fiscales irregulares en las que el Gobierno incurrió en 2014 y 2015 a fin de maquillar sus resultados y que supuestamente incluyeron la omisión de multimillonarias deudas con la banca pública.
La Mandataria sostuvo que no hizo nada que no hicieran Presidentes anteriores ni que pudiera ser considerado como crimen de responsabilidad.
“(No hay motivo) legal. No tengo cuentas en exterior, nunca estuve de acuerdo ni apoyé la corrupción. Es un proceso injusto e inconsistente contra una persona honesta y consistente.
“No existe injusticia peor que condenar a un inocente, la injusticia cometida es un mal irreparable y esto se debe al hecho de que como Presidenta nunca acepté chantajes de ningún tipo”, añadió la Mandataria removida, en reconocimiento de que la situación le causa dolor.
La heredera política de Luis Inácio Lula da Silva recordó que durante su juventud se enfrentó con la dictadura y fue víctima de la tortura en su defensa por la democracia.
“Nunca pensé que tendría que luchar de nuevo contra un golpe en mi país”, aseguró.
La Mandataria reiteró que lo que está en riesgo es la ejecución de un programa que no fue elegido por la mayoría de los votos y que el país sea dirigido por un Gobierno sin votos.
Inclusive sugirió que la nueva Administración podría verse tentada a reprimirlos.
“(Pero) no voy a ver hacia atrás, voy a ver hacia adelante sobre lo que podemos hacer. En nombre del pueblo y mi país voy a luchar por todas las vías legales para defender mi mandato, hasta el fin, hasta el 31 de diciembre de 2018”, aseguró.
La Mandataria finalizó su mensaje haciendo un llamado a los brasileños a defender la democracia de manera pacífica en las calles.