CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- A pesar de que en Tamaulipas durante este 2016 se invierten en programas sociales dirigidos al campo más de 4 mil millones de pesos, estos recursos no son suficientes para sacar de la pobreza a 250 mil campesinos que viven en condiciones de marginación.
Las cifras que arrojan organismos como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y dependencias como la SAGARPA, revelan que la situación cada vez es más difícil en Tamaulipas.
El organismo indica que Tamaulipas cuenta con 26 municipios rurales que concentran un total mil 365 comunidades ejidales, y en el 30 por ciento de ellas las familias viven en situación de “pobreza alta”.
Indica que el mayor número de ejidos pobres está concentrado en municipios como Tula, Jaumave, Miquihuana, Bustamante, San Carlos, Villagrán, San Nicolás, Méndez, Cruillas, Burgos, Casas, Soto La Marina, Aldama, Hidalgo, Antiguo y Nuevo Morelos.
Establece que ahí se concentra el mayor número de las poblaciones rurales que no cuentan con servicios básicos, como agua potable y energía eléctrica.
El último censo de población arrojó que en estos municipios un poco más de 250 mil campesinos viven en condiciones de pobreza.
En este año la SAGARPA invierte en el estado más de 4 mil millones de pesos, mientras que en programas como el empleo temporal en el campo se invierten más de 50 millones de pesos por parte de la SCT, la situación de la pobreza no disminuye.
Eduardo Mansilla Gómez, Delegado de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), reveló que durante 2016, esta dependencia invierte en el estado más de 4 mil millones de pesos a través de los diversos programas de apoyo al campo.
«La mayor parte del presupuesto se otorga para el pago de PROCAMPO, con más de mil 200 millones de pesos, que benefician a 70 mil productores, así como ayuda a los productores para mejorar el precio de sus productos».
CADA VEZ ES MÁS DURA LA VIDA EN EL CAMPO
«Las heladas que se registraron durante los meses de enero y febrero, destruyeron los cultivos de maíz y no queda más que dedicarnos a la talla de lechuguilla», afirma el campesino Rubén Jasso del municipio de Jaumave.
Comenta que las cinco hectáreas que sembró para autoconsumo se quemaron y los moloncos que quedaron apenas tenían unos cuantos granos, por lo que será un año difícil.
«No queda de otra que seguir en la talla de lechuguilla, donde se gana apenas lo justo para pasar el día, ya que el kilo nos lo pagan en 14 pesos».
Por su parte el campesino Rafael Hernández, comenta que en el semidesierto lo único que crecen son cactáceas, por eso en lugar de sembrar nos estamos dedican a la venta de estas plantas, pero no hay mucho mercado.
«Tenemos que venir a la ciudad para tratar de venderlas, ya que las producimos en invernadero y contamos con permisos para hacerlo, pero no hay mercado y es poco lo que vendemos».




