31 diciembre, 2025

31 diciembre, 2025

Un voto inteligente, un compromiso cívico

De Reojo

Entramos al periodo de silencio total sobre lo que será la elección del próximo 5 de junio. La gente debe de digerir el cumulo de acusaciones, señalamientos de corrupción y de delincuencia entre los participantes para tomar una decisión con los pocos elementos que se vertieron en este periodo de campaña, sobre cual y cómo es la salida a la crisis que vive Tamaulipas.

Hace falta un examen de conciencia de lo que realmente puede representar cada alternativa que se nos presentó durante este periodo de campaña, sacar conclusiones para definitivamente dar una salida inteligente a nuestra responsabilidad de elegir.

El voto consciente es el verdaderamente útil, no es el sentimiento de simpatía, hay que recordar que las elecciones es también una lucha de intereses y hay que poner el interés ciudadano como el eje principal de nuestro análisis, para evitar en esquemas fantasmagóricos de quienes con el marketing y el eterno oportunismo político, quieren manipular nuestra voluntad.

La verdadera ciudadanízación de un proceso electoral estiba principalmente en la participación de la ciudadanía en las urnas, para después sostener su postura de supervisión critica de los gobierno que emanen de su voluntad.

El voto es el principio de un compromiso cívico que solamente termina cuando uno deja de ser ciudadano, pues este continúa al dar revisión permanente a los quehaceres del poder, estar pendientes de sus maniobras y de señalar, si es el caso, los errores que puedan comprometer el desarrollo de la sociedad, una sociedad de la que siempre seremos parte aunque nos digamos «apolìticos».

El voto debe ser el inicio de una responsabilidad con nosotros mismos, de no hacernos a un ladito cuando las cosas se ponen difíciles, porque siempre hay que saber que el verdadero poder del estado se encuentra en su gente, que lo legitima y da poder de gobernabilidad, al ser portador de su confianza en la alta responsabilidad de manejar el interés social con el rumbo cierto y apegado al interés de quien los impuso mediante un proceso democrático.

También significa que ese poder civil puede equivocarse de rumbo, por lo cual debe la gente debe de tomar su responsabilidad y si es necesario ejercer su poder de revocación y corregir, imponiendo su verdad.

Esa es la ciudadanía que evitaría los trinquetes en las urnas, los cochupos en lo obscurito, el tráfico de influencias, la corrupción en los puestos públicos y definitivamente el
enriquecimiento ilícito de los funcionarios.

También la participación ciudadana evita el fraccionalismo, la revancha política que divide a los gobernantes y que en muchos de los casos evita que lleguen los beneficios de una administración a las regiones o localidades con otras opciones de gobierno, pues esos recursos no son de nadie más que del pueblo que cumple y paga sus impuestos, siendo estos los verdaderos dueños de los mismos.

Si no existe esta condición de participación en la gente, no es posible quitar los vicios existentes en nuestro sistema de gobierno y continuaremos en la eterna lamentación y cantaleta de echar la culpa de todo lo que nos pasa a los políticos que tenemos.

“No voto porque quiero mostrar mi descontento con el sistema”, en principio no vale. Con ello lo único que consigues es que el resto, aquellos que votan, decidan quién será los que representará a todos.

La pasividad y apatía de la sociedad es la madre de nuestra propia enfermedad , pues eso permite la llegada de farsantes que solo buscan el poder por el poder mismo para enriquecerse y llegar a tener una posición influyente, quedando en un segundo plano todas nuestras necesidades sociales. ¿Y nuestra responsabilidad ciudadana dónde quedo?

Hay que recordar popular que reza «todo pueblo tiene el gobierno que merece» y que por tanto estamos de tomar un nuevo derrotero, que si no participamos de forma inteligente, en corto tiempo se estará volviendo en nuestra contra para sufrir nuevamente 6 años más de de incertidumbre y violencia… Bueno eso es lo que decimos nosotros… pero usted… ¿Cómo ve?

La ojeadita…

La filosofía aplicada en esta campaña por los partidos políticos chicos la explica de forma muy conveniente el recién fallecido filosofo de Güémez mediante la frase “En política hay que ser como los frijoles de olla, arriba o abajo, ¡pero adentro!”. Descanse en paz el señor Ramón Durón,..

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