Dicen que el tiempo suele ser perfecto, en su maestría para abrir y cerrar ciclos históricos. Desde 1946, en los años postreros del sexenio avilacamachista, hasta 2016, ya entrados en el siglo XXI, setenta años de poder acaban de concluir para el Partido Revolucionario Institucional en Tamaulipas.
De Hugo Pedro González, (el último gobernador portesgilista) a Egidio Torre Cantú. Entre ambos hay ciertos paralelismos: Hugo Pedro dejó el poder en medio de la tragedia,
mientras que Egidio llegó a la primera esquina por el camino del magnicidio de su hermano Rodolfo.
La alternancia tamaulipeca tiene también ciertas similitudes con el derrumbe nacional del PRI en el 2000, justo un sexenio después de que asesinaron a Luis Donaldo Colosio. En aquel entonces, el grupo tecnocrático en el poder sufrió una fisura memorable, por el enfrentamiento entre el entonces presidente Zedillo y su antecesor Carlos Salinas de Gortari.
Nos preguntamos: ¿en el caso tamaulipeco, hubo también grietas de esta naturaleza? ¿Se produjo un rompimiento hacia el interior de la clase política priísta de nuestro estado? Más allá del mal humor social, y el voto de castigo, por lo que usted guste y mande, hubo otro factor de peso? ¿Existió el fuego amigo? Estas y otras interrogantes serán materia para el análisis de los próximos meses en Tamaulipas.
La mañana de este domingo cinco de junio, había un tráfico inusual en las calles de la capital. Las campanas empezaron a llamar a misa… y a algo más. Los automovilistas conducían con entusiasmo… se dirigían hacia alguna parte. A esa hora, las diez u once de la mañana, las casillas estaban repletas y la gente hacía largas filas para votar.
Un señor que nos encontramos a la salida de una de ellas, exclamó como para que todos lo oyeran: “yo nunca había visto tanta raza en una elección”. Los rostros del gentío no reflejaban encabronamiento alguno, sino todo lo contrario; se les veía contentos, como cuando una familia sale a un día de campo. Había de todo: desde madres jóvenes empujando una carreola con su bebé, hasta parejas un poco más maduras y chavos, muchos chavos entre 20 y 32 años, mensajeando en sus celulares.
A esa hora del día, ya se presentía que algo extraordinario estaba ocurriendo en Tamaulipas. Cuando vi el fenómeno, repetido, incesante y multiplicado por todos los rumbos, pensé: puede ser que la lucha entre el PRI y el PAN sea demasiado cerrada, pero…¿y si es de un solo lado? ¿Y si toda esta gente que camina amable y sonriente a mi alrededor, se ha decidido ya por la alternancia en la entidad?
Hoy, todos sabemos que así sucedió. Pero… ¿cuáles fueron las verdaderas causas? ¿Cuáles los resortes más sensibles que se activaron hacia el interior del alma colectiva? ¿Varias décadas de lo mismo? No lo creemos, porque el pueblo tamaulipeco aguantó mucho… aguantó, aguantó, hasta que ya no pudo más. Fue un híbrido de factores sociales, económicos y políticos. Incluso, se rumora que desde adentro del PRI, alguien operó en contra. Ahora, todo es rumor y confusión. Con el paso de los días se irá aclarando el agua
Hubo dos detonantes centrales en la derrota del priísmo: el tema de la inseguridad ciudadana y las cotidianas humillaciones sufridas por la gente, en materia de justicia y de impunidad. También la ausencia de una política de apoyo social, combinada con una economía lacerante, cuajada de desempleo y de marginación.
La factura de las urnas tamaulipecas tuvo dos destinatarios abiertos, públicos y notorios: las políticas públicas de índole estatal y federal.
Me parece que el voto del castigo tamaulipeco, nada tuvo que ver con el perfil del candidato del PRI a la gubernatura, Baltazar Hinojosa Ochoa, mismo que solo pagó los platos rotos de una realidad que estaba en su punto de ebullición.
Ayer, en un acto público celebrado en los patios del CDE del PRI, Baltazar fue arropado por la militancia priísta tamaulipeca. Le dio las gracias a sus simpatizantes y a la militancia. Se le brindaron aplausos, y al final subió a su camioneta para cerrar este capítulo que sin duda, marca un hito en la historia de la entidad.
Elementos internos y externos conjuraron para provocar el derrumbe del PRI, después de 70 años ininterrumpidos de poder. De su historia a lo largo de esta época, en nuestro trabajo de periodistas, hemos visto los rostros, los discursos, los estilos, los aciertos y los errores. ¿Fueron éstos últimos los que generaron el cambio? ¿O bien, el priísmo y su longevidad era ya un árbol demasiado maduro, que se cayó con el primer empuje del viento?
Es el atardecer, y hasta mi escritorio llega el eco lejano del himno a Tamaulipas, en algún plantel escolar. “Viva Tamaulipas altiva y heroica….” Habla de unidad. Esperemos que, el ganador, busque reconocer esa fuerza divergente de tamaulipecos, que hasta ayer por la tarde, sumaban más de 453 mil ciudadanos, en el conteo del PREP.
POSDATA.- Superada la efervescencia de las urnas, a la opinión pública le gustaría saber, algo más acerca de quien va a gobernar Tamaulipas, por los próximos seis años. Esperamos que su gente del tema, divulgue dichos datos.