Es normal que ante una derrota como la histórica que sufrió el PRI en Tamaulipas el domingo, haya ajustes de cuentas, revisiones sobre culpas, omisiones, metidas de pie y traiciones, en ese proceso parecieran estar algunos en el tricolor.
Así es mis queridos boes, si bien es cierto que desde el lunes el candidato Baltazar Hinojosa Ochoa, a media mañana, salió a los medios y asumió la derrota ante la enorme diferencia de 15 puntos por debajo de Francisco Javier García Cabeza de Vaca, también lo es que el reparto de culpas comenzaba al interior del partido que ha gobernado a Tamaulipas por más de 86 años y que a partir de octubre le tendrá que decir adiós al poder estatal; al menos por seis años.
¿Quién hizo como que trabajó y no trabajó?, en eso andan en el PRI, porque es obvio que la intención del voto hacia un partido no puede cambiar tan abruptamente de un año a otro sin que haya omisiones, traiciones, simulaciones.
Recordemos que apenas en junio del 2015 los priistas brincaban de alegría luego de asestarle al PAN tremendo ‘nocaut’ al ganarle las ocho diputaciones federales entonces en juego, lo que vislumbraba un día de campo para la elección de la sucesión del domingo pasado.
Ganar las ocho diputaciones federales implicó en el 2015 para el PRI convencer a la mayoría de los tamaulipecos a lo largo y ancho del territorio cuerudo, 8 de 8 presumían y tenían porque hacerlo.
Un año después el PAN no sólo les gana por primera vez la gubernatura, sino que les gana por primera vez la mayoría en el Congreso local al obtener 16 de 22 diputaciones de mayoría y les gana más de la mitad de los municipios 25 de 43.
Un año después de la aplastante victoria del 2015, el PAN le arrebata al tricolor la joya de la corona Reynosa, mantiene Nuevo Laredo, les quita Madero, Altamira, Mante, San Fernando y 19 más.
¿Por qué?, se cuestionan en el PRI, ¿quién mintió?, ¿quién engañó a sus propios compañeros?, ¿quiénes son los traidores?
Por lo pronto muchos nos preguntamos ¿cuál fue el papel de los que en el 2015 arrasaron Tamaulipas en esta campaña?.
Sí, me refiero a los ocho diputados federales priistas que en el 2015 borraron al PAN de las ciudades y rancherías.
Y es que de esos ocho, sólo el que puede decir aquí estoy e hice la chamba es Jesús De la Garza Díaz del Guante que recuperó para el PRI Matamoros y será su próximo alcalde.
Del resto de los hoy diputados habría que ver en forma particular, bueno los priistas tendrían que hacerlo, el papel que jugaron.
Pueden ser dos cosas, o le hicieron al tontejo y prefirieron quedarse en sus cómodas oficinas de la CDMX y el agradable clima de la capital del país o simplemente no los dejaron entrar a la campaña.
Es cierto que en los grandes eventos se veía al diputado priista o diputada priista de la región, pero no hay constancia de arduo trabajo en el sol, en las calles, en la gestión de votos. Puede ser que no se haya hecho público, por eso creo que es al PRI al que le toca evaluar lo que trabajaron o no.
¿Y los alcaldes?, es otra de las áreas donde los priistas tienen que escudriñar, porque es costumbre en ese partido que los señores presidentes municipales sean los responsables de la elección en sus municipios.
Pero no sólo eso, en cada municipio la evaluación es para los alcaldes y se aprueba o se reprueba con el voto hacia el candidato de su partido. O los alcaldes dejaron solos a los candidatos o los alcaldes no han hecho bien su trabajo.
¿Y los delegados?, ¿los diputados locales?, si le buscan encontrarán por todos lados que hubo quienes prefirieron ‘evitar la fatiga’, muchos fueron a decir presente a los foros de consulta, le daban like a las publicaciones del candidato y se desconectaban de la campaña.
Por lo pronto en la búsqueda de culpables ayer se supo que la fotografía en la que aparece Baltazar Hinojosa desencajado por el resultado de la elección ya entrada la noche fue tomada por gente de Marco Antonio Bernal y puesta a circular como una selfie que los malintencionados convirtieron en memes tras editarla.
Lo de la foto es para mi gusto un asunto menor, porque si no hubiera existido alguien la hubiera hecho con algún paquete de cómputo, lo que debe ocupar al PRI es más bien buscar el fondo de los motivos de la derrota.
Reflexionar con autocrítica sobre lo que más de 600 mil ciudadanos les dijeron en las urnas el domingo pasado, cuál será su siguiente paso porque en dos años estarán ante una elección para alcaldes, diputados federales, senadores y la presidencia de la república y para entonces el PAN podría estar más fortachón de lo que se mostró el domingo.
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