Ante los cambios no hay mejor opción que insistir sobre la diversificación de la oferta cultural de un estado en frontera. La nueva administración que se avecina tendrá que balancear entre cultura y creación como dos instrumentos eficaces para la consolidación de las tareas realizadas por las dos últimas administraciones en un plano positivo y el acercamiento a los artistas, todos los creadores, a un capital de frontera que permita un desarrollo abierto de la creación como síntesis de lo social, del disfrute de los bienes del arte y la cultura.
Se trata de consolidar lo positivo, abrir nuevos espacios y lo más importante; ofrecer a los artistas expectativas en una mejor oferta para sus creaciones. Debemos así llevar a un plano nacional e internacional a nuestros mejores exponentes, equilibrar, parear la promoción a los creadores de la entidad con los artistas nacionales.
Invitemos al mundo a participar, si, pero invitemos también a los exponentes de calidad de Tamaulipas a su presencia en el mundo.
Insistir en una autonomía sobre los programas institucionales con relación a los planteamientos desde la Ciudad de México, algunas veces cascarones de planificación volátil de acuerdo a los intereses de la bolsa de trabajo de los artistas del centro del país que afectan a los creadores de la periferia.
El anhelo de una cultura de frontera no consiste en una franja fronteriza. Supone la relación con la cultura del sur de los Estados Unidos con un estado en frontera como lo es Tamaulipas. El próximo gobernador, Francisco Cabeza de Vaca, simboliza quiérase o no, una opción inédita, legitima de consolidar nuestros productos de la imaginación y la apertura a una oferta internacional para nuestros artistas.
Brinquemos de una vez por todas al Siglo XXI, es la hora de Tamaulipas, es el momento de asomarnos y ser parte del paisaje que anima al corazón de los artistas.
En todo el territorio, del espíritu a la creación.