* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
De manera que perdió el PRI por estos andurriales y por lo tanto se avecina una crisis de desempleo político-administrativo, sobre todo para los victorenses. ¿Qué harán a partir de octubre todos aquellos acostumbrados a navegar por las tranquilas aguas de las nóminas oficiales quienes con singular alegría se repartían cargos desde el glamur de los centros más exclusivos cada seis o tres años, dependiendo?. Mejor dicho ¿qué vamos a hacer con ellos?, ¿dónde los acomodaremos para que no pierdan el status que tanto nos ha costado?. Este sí que será un daño colateral para una sociedad que amanece y anochece con el Jesús en la boca. Desde luego nos referimos a empleados y funcionarios con ciertos privilegios que trascendieron a sexenios con los que de alguna manera se identificaron asegurando su permanencia en el poder. Ejemplo al canto es el jefe de la fiscal en Victoria quien va por 20 años en el puesto. Y prometía para el próximo sexenio de no suceder lo que llaman “el tsunami tamaulipeco”.
Ni modo de negar que los tiempos que vienen serán diferentes. Para empezar existe un hermetismo natural sobre quiénes ocuparán los principales cargos. Fuera del círculo íntimo de
Cabeza de Vaca nadie sabe nada, nadita de nada al margen de algunos nombres que saltan cual liebres perseguidas por la ambición hasta ahora sin mayor significado. Mientras tanto el tricolor convirtió sus oficinas en un velatorio donde huele a materia en descomposición. (Nota, iba a escribir “huele a cadáver” pero me resisto por la sencilla razón de que algo bueno ha de quedar después de ochenta y tantos años de gobernar). Hasta ha de creer. “Como no sean las lecciones de impartidas por Lucino en los rincones más obscuros y tenebrosos”, dice la raza. ¿Y qué tal los fantasmas que aseguran, aparecen en el patibulario inmueble pegadito al río San Marcos, desde el anterior domingo?.
El asunto es que cientos de funcionarios pasarán a formar parte del ejército de reserva. Quedarán desempleados con el riesgo de no saber qué hacer al enfrentarse con la realidad que padecen miles de tamaulipecos que no encuentran forma de sobrevivir. Por lo pronto habrá que despedir servidumbre, no más viajes “al otro lado”, deshacerse de vehículos y en un alarde de tolerancia extrema soportar las burlas de los “cuates” que reencontrarán en los cafés que acostumbraban antes de convertirse en privilegiados del erario público… le digo mortificaciones no faltan.
2018, DERROTA ANUNCIADA
A dos años de la renovación del poder federal no es exagerado señalar que el sistema tricolor está herido de muerte. Perder siete de doce gubernaturas no solo es un aviso sino la derrota anunciada que puede ser a manos del PAN, tal vez de López Obrador y hasta es probable la aparición de un independiente con el suficiente carisma como para recibir la confianza popular. La señal es inequívoca, de ahí la insistencia de Peña Nieto para que las autoridades regionales actúen en consecuencia. Es decir, en atención a la problemática cuya solución a medida que se alarga desespera más a la comunidad. Y es en este punto donde las mayorías parecen haber dicho ¡basta! y deciden escribir la nueva historia.
En verdad que el tricolor camina por el filo de la navaja. Lo sucedido este domingo es evidencia de que buena parte de la república ya no quiere ir del brazo del PRI y por lo tanto busca alternativas. En esta ocasión el PAN fue quien sedujo la inquietud ciudadana pero ya sabemos que en el 2018 podría ser “el peje” porque entonces no se votará por partidos sino por personas. Sería la última oportunidad de AMLO y la primera experiencia hacia la izquierda de un país abrumado por el neoliberalismo institucionalizado a la N potencia cuyos beneficios se remiten al 4 por ciento de las familias y a un selecto grupo político. Y ni modo que sea invento.
México entonces, ha padecido regímenes que sucumbieron convocados por la frivolidad bajo la suposición de que la sociedad no tomaba nota para cobrar en su debido tiempo. Y ese tiempo llegó de manera inesperada aunque lógica y al parecer sin retroceso.
Usted dirá que la élite tricolor no es tonta y por lo tanto ha de tomar sus providencias. Tiene razón solo que la dificultad es que desde este 5 de junio rema contra corriente y en aguas turbulentas que difícilmente le permitirán llegar a buen puerto. Todo es resultado desde luego, de los errores que fueron tejiendo lo que EPN llama “mal humor social” pero que en realidad es toda una rebelión de alcances no imaginados. Y todo contra el sistema causante del hartazgo.
Ni como negar que ahora mismo el PRI enfrenta severa crisis. Sucedió en el dos mil aunque fue interna con los resultados conocidos, sin embargo ahora es más profunda porque involucra a la sociedad. Ahora no es de adentro hacia afuera sino de afuera hacia adentro. Sea que ha sido reprobado en primera instancia. Y es que la paliza fue como dicen, “de padre y señor nuestro”.
En este sentido el escribidor opina que al tricolor ya no le resta tiempo para reposicionarse. Sea que la derrota merodea y con mayor razón si a la vista del portador no aparece alguien que pueda salvar del hundimiento al barco. ¿Acaso Osorio Chong?, quizá José Antonio Meade, tal vez Aurelio Nuño, ¿y qué tal Videgaray?. ¡Por favor!, la república no está para bromas.
SUCEDE QUE
Manlio Fabio Beltrones aparece grotesco y desfigurado en su pretensión de impugnar las elecciones en los estados donde perdió. El columnista opina que solo hará el ridículo no solo ante la oposición, sino ante quienes ambicionan la candidatura presidencial de su partido. Y hasta la próxima.