8 diciembre, 2025

8 diciembre, 2025

Catarata de cambios

Golpe a golpe

Parafraseando a los panistas, sé que Beltrones, ¡‘de que se va, se va’!

González Benavides, por salud del mismo partido renunciaría al tricolor

Edgardo Melhem Salinas entraría al relevo, por ser un político sensible

García Cabeza de Vaca, dijo, no se distraerá en una ‘cacería de brujas’

La caída de Manlio Fabio Beltrones Rivera, como presidente nacional del tricolor, se daría a la brevedad.

Y marcaría el inicio de toda una catarata priista que involucra tanto a la estructura dirigente central como a los comités estatales, por la derrota en la jornada electoral del domingo que nos antecede.

Incluso su torrente envolvería a la jerarquía sectorial, los organismos adherentes y las representaciones municipales porque tampoco rindieron cuentas favorables.

Tan así debe entenderlo la caterva ya destinada al desempleo como al ostracismo, aunque tire ‘patadas de ahogado’, queriendo evitar que los arrastre la corriente.

Por eso, desde ahora, pujan y empujan para que al frente del partido quede uno de sus amigos, parientes y/o compadres. No para contribuir al proyecto renovador priista que está a punto de diseñarse, sino para estar en la jugada ‘aportando’ su experiencia política y falsos liderazgos.

En el plano nacional hasta hoy no veo quién pueda sustituir a Manlio Fabio, igualándolo y/o superando su oficio político, pero parafraseando al sector tamaulipeco que le dio el triunfo al membrete albiceleste, aseguró: ¡‘de que se va, se va’!

Acá en el terruño insistentemente se alude al diputado federal Edgar Melhem Salinas como sucesor de Rafael González Benavides.

Y se trata de una buena carta, sin lugar a dudas, por su experiencia legislativa, sensibilidad política, trayectoria profesional sin mancha y, por si fuera poco, su amor a la camiseta.

Obviamente esa posición ya la pelean otros ‘próceres’, amenazando que de no serles cedida emigrarían a otro partido.

Pero el amago resulta estéril porque enfrente son malqueridos por la actuación que han tenido durante su militancia.

De eso existe constancia plena.

Así que la negociación, creo, deberá darse esta misma semana.

Proyecto sexenal
A ningún analista escapa el hecho de que los resultados electorales, que exhiben el debilitamiento del Partido Revolucionario Institucional (PRI) –y fortalecido al membrete albiceleste en el ánimo ciudadano–, son el punto de partida para la contienda del 2018, en que se elegirá n Presidente de la República, 500 diputados federales y 128 senadores.

Más gobernadores, en las entidades que empatan con el proceso, alcaldes y legisladores.

O sea, en dos años más.
Los mismos que tiene el tricolor para reinventarse; la izquierda, para unificarse y la derecha (léase el membrete albiceleste) para consolidarse en los estadios que le toca gobernar (10).

Por eso el proyecto de todos y cada uno de los organismos que son aún competitivos debe enfocarse a esa elección –‘la madre de todas’, es lo que dicen–, donde el PAN jugaría a recuperar la Presidencia, el PRI a retenerla y Morena –más que el PRD–, a conquistarla.

Hasta hoy los aspirantes con más simpatía son, por parte de Acción Nacional, Margarita Esther Zavala Gómez del Campo (esposa de Felipe Calderón Hinojosa), Ricardo Anaya Cortés (su dirigente nacional) y Rafael Moreno Valle; respecto al PRI resurgieron Luis Videgaray Caso y Miguel Ángel Osorio Chong; Andrés Manuel López Obrador, por obvias razones, buscará
por tercera ocasión la jefatura del Poder Ejecutivo; y en relación a los otros partidos, igual que siempre jugarían a las pegadas.

En fin, este es el panorama que nos espera, con todo y la derrota de siete candidatos priistas a igual número de gubernaturas; cualquier cantidad de aspirantes a las alcaldías y diputaciones locales, que, por lo que estimo, ya son otra historia.

La alternancia
El gobernador electo de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, luego de recibir la constancia que lo acredita como tal, de cara a la multitud congregada frente al Instituto Electoral de Tamaulipas (Ietam), advirtió que no dedicaría ni un minuto de su tiempo a la «cacería de brujas».

Es decir, en su proyecto no está perseguir a ningún servidor público, pues quiere iniciar su gobierno sin rencores, odios ni enconos.

Haría bien al darle vuelta a la hoja, como él se lo propone, ya que es el resentimiento lo que no ha dejado avanzar a sus propios homólogos de otras entidades que son actores de la alternancia.

Pero si acaso encuentra ilícitos en la actuación pública haría bien en procurar sanciones para los actores, pertenezcan al partido que sea, por ser precisamente el abuso, la desviación de recursos, el enriquecimiento y la opacidad, acciones que reprueba el electorado que votó por él.

Es más, si en su equipo más cercano de colaboradores no involucra a los saltimbanqui y chaqueteros políticos, que hoy se ponen la camiseta del cambio, ganaría harta simpatía, porque así evitaría que se repitieran vicios.

Y, hasta eso, al amparo de su administración.

Por otro lado, me queda en claro que el reynosense debe actuar con mucho tacto para conciliar con los sectores que le son adversos, aún, ya que un régimen inteligente no confronta, sino negocia. No reprime y sí da en dialogar, como tampoco impone, sino concilia para procurar que nada manche su desarrollo.

Hace días, sé de buen fuente, se reunió Francisco Javier con Egidio Torre Cantú, en un lugar público.

Fue en la víspera de recibir la constancia de mayoría que lo acredita como Gobernador electo.

De su charla sólo ambos saben. Pero me queda en claro que, a partir de entonces, el sucesor insistió en que no habría revanchismo.

Y eso lo engrandece.

Pero no por ello, considero, tiene por qué tolerar la actuación infame de algunos servidores públicos en contra del pueblo.

En fin, García Cabeza de Vaca, sólo él, sabe hasta dónde blandir su espada, una vez que asuma el Poder Ejecutivo (uno de octubre del año que cursamos)
Y que conste, para alivio de muchos, ya dijo que no habría «cacería de brujas».

Inseguridad lacerante
Junto al desempleo y la pobreza, es la inseguridad pública uno de los problemas que más lastiman a la sociedad.

El cáncer penetra hasta los rincones más apartados de la geografía estatal, evidenciando un fracaso estrepitoso en la materia por parte del Gobierno Federal.

Paso a paso, el hampa ha sentado sus reales y defiende ‘a sangre y fuego’ los territorios ‘conquistados’, mientras la Procuraduría General de la República (PGR) –responsable directa de perseguir los ilícitos–, hasta la fecha no logra encontrar la fórmula para atenuar, al menos, ese lastre que atenta contra individuos y familias tanto en su patrimonio
como en su integridad física y moral.

Ciudades y comunidades otrora pacíficas, han pasado a constituirse en espacios de alto riesgo donde sólo impera la ‘ley de la selva’, sin que exista poder humano capaz de restablecer el orden.

Por el contrario, es harto palpable el fracaso de las estrategias del régimen federal implementadas para frenar los índices delictivos, como bien lo demuestran los acontecimientos que en Nuevo Laredo y acá en Tamaulipas tienen lugar de manera cotidiana; y eso permite suponer que se cometen en un marco de impunidad, constituyendo, además, uno de los principales ingredientes que permiten su propagación.

En reiteradas ocasiones se ha comprobado que el hampa teje relaciones y logra penetrar las esferas encargadas de combatirla, lo que ha sido demostrado cuando se logra detener a fascinerosos de alto rango, quienes muchas veces son servidores públicos en activo, lo fueron o sostienen relaciones de complicidad con los mandos encargados de la seguridad pública.

Es más, en el pasado reciente resultaba común enterarse de cómo delincuentes disfrazados de policías, mediante estipendio, lograban colarse a las mejores ‘plazas’ –este mal quizá aún se practica– a fin de estar cerca de los ‘patrones’ y poder servirles adecuadamente.

Secuestros, violaciones, robos, tráfico y venta de estupefacientes, así como viles y cobardes asesinatos, forman parte de una larga lista de modalidades criminales que llenan a diario los espacios y tiempos de los medios de comunicación masiva y siguen al alza.

Todo ello daña la credibilidad hacia las instituciones encargadas de la seguridad, hasta el grado de que la población agraviada ya está harta de su incapacidad, ineptitud e ineficiencia.

Sólo cifras alegres y pretextos escuchamos por doquier por parte de los encargados de combatir el crimen, que, desafortunadamente, avanza a pasos firmes en nuestro país sin que logren detenerlo las autoridades responsables en la materia.

Ya ve usted que la capital tamaulipeca ha sido escenario de cruentas balaceras, otra vez.

Entonces, hay que animar la participación de la ciudadanía a fin de que entre al quite y enjuicie a los malos servidores públicos, a la vez que determine el camino a seguir.

De ninguna manera es sano continuar inmersos en el círculo vicioso donde empieza a borrarse la distinción entre maleantes y policías; las autoridades y los jefes de la mafia.

Y este es un asunto que debe estar en la agenda de prioridades del gobernador electo, Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

Plano doméstico
Todo homicidio es deplorable, cierto, pero más si es resultado de una agresión del crimen organizado que opera en la clandestinidad y actúa impunemente.

Desde Nuevo Laredo hasta Ciudad Madero, los crímenes relacionados con la delincuencia organizada agravian a los municipios.

Y como usted seguramente ya está enterado, allá y aquí, a plena luz del día, las ejecuciones podrían ruborizar a cualquier torturador nazi de los tiempos de Adolfo Hitler.

Estos hechos ofenden sobre manera a quienes todavía creemos en el Estado de derecho y las garantías individuales.

Por tanto, con estas líneas se pide se investigue, aclare y castigue a los culpables de las masacres.

Igual se pide que en las pesquisas no se fabriquen culpables.

Tendencia a minimizar
Las declaraciones de altos funcionarios gubernamentales que tratan de minimizar el caso, podrían formar parte del guión al que hay que acudir frente a los acontecimientos de esta índole -lo entiendo perfectamente–, pero de ninguna manera se puede convenir que en ello vaya implícita la tentación de negar una realidad que se palpa a diario, como es la inseguridad pública.

Bajo esta óptica tendríamos que aceptar que los crímenes que se cometen diariamente en todo Tamaulipas, en clara disputa entre mafiosos, son algo normal; ‘cosas naturales que no trastocan la vida de la gente y ocurren de manera circunstancial’, como lo han sugerido los funcionarios federales, aunque los sicarios tomen como escenario para dirimir sus desacuerdos las principales arterias de los municipios fronterizos y una ciudad limpia, sana y amable como es Victoria.

Igual tendríamos que convencernos de que las armas y balas de grueso calibre –con que los hampones quitan la vida a personas, estén o no en el tejemaneje de la ‘maña’–, son artefactos que llegaron a sus manos de pura casualidad.

Sugerir esto es como una aceptación tácita para que los encargados de la seguridad ciudadana se crucen de brazos y no vean ni oigan absolutamente nada que ponga en riesgo el trabajo que desempeñan.

Es, también, como una invitación abierta a vivir en la resignación e indolencia.

Entonces ¿qué están esperando los funcionarios federales encargados de combatir al crimen organizado?
¿Porqué no hay resultados tangibles de su actuación en Tamaulipas?

¡Vaya problema que habrá de enfrentar el próximo Gobernador!

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