6 diciembre, 2025

6 diciembre, 2025

Extingue 5 de junio a clanes del poder

Poseedores durante décadas del control político, las parcelas históricas de poder que definían ayuntamientos, tras el 5 de junio van en declive… o desaparecen

CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Más allá de los resultados electorales, más allá de los triunfos y derrotas de candidatos y partidos, en los municipios de Tamaulipas se transparenta una nueva realidad política.

Muchos de los cotos ancestrales de poder en la sucesión de los ayuntamientos y su hegemonía histórica, dieron un dramático paso hacia su extinción. De la debacle priísta en ese entorno, sólo unos cuantos se pueden contar entre los sobrevivientes.

La era de los clanes y cacicazgos en esas latitudes llegó en su mayoría, así lo indica el saldo electoral, a su fin, como lo muestra el actual escenario: 26 alcaldías para el Partido Acción Nacional, 14 para el Revolucionario Institucional, dos para candidatos independientes y una para Encuentro Social.

El pasado 5 de junio, la geografía del poder cambió en mayor o menor medida, en los 43 cabildos del Estado. Las parcelas que dominaban las sillas municipales en una especie de transmisión por derecho de familia o acuerdos de cúpulas y élites, sufrieron un tropiezo inesperado y doloroso, que en numerosos casos tiene el tufo de irreversible a corto o mediano plazo.

El golpe de timón político no respetó dimensiones territoriales, importancia productiva, volúmenes presupuestales o densidad poblacional de las comunidades protagonistas. En esa inédita evolución prácticamente no hubo excepciones. En términos coloquiales, chicos, medianos y grandes pasaron por el mismo filtro: el voto popular.

Esta es una radiografía superficial de los casos más notables y trascendentes para la vida política de la Entidad.

EL PODER DEL NORTE NUEVO LAREDO
La era que durante más de dos décadas protagonizaron los “dinosaurios” locales se agotó. Lo que se anunciaba desde tres años atrás cuando Acción Nacional ganó la alcaldía, se confirmó en 2016 al duplicar este partido su hegemonía: El “Consejo de Notables” formado por ex alcaldes que crearon un imperio económico y político a la sombra del PRI, como Horacio Garza Garza, José Suárez López, Ramón Garza Barrios y Daniel Peña Treviño, entre otros, acumulará con el trienio siguiente ya seis años fuera del mando municipal y varios de ellos pasarán a corto plazo al retiro, tras la victoria del panista Enrique Rivas. El clan tricolor nuevolaredense, terminó sus días.

Por ahora se consolida como fuerza hegemónica el grupo del actual alcalde, Carlos Enrique Cantú Rosas.

REYNOSA
Agotada desde hace tiempo la influencia cetemista, dos grupos –a los que se agregó un tercero más reciente– que habían concentrado desde la década de los ochenta gran parte del control político, fueron marginados nuevamente por otra victoria del panismo. Uno, piloteado por el ex alcalde y ex diputado federal Óscar Luebbert Gutiérrez y el otro por el también ex edil Serapio Cantú Barragán.

El “loubberismo” es el más afectado. Acunado en el colosismo, explotó con habilidad su papel de “viudo” de Luis Donaldo y sentó las bases de una parcela de poder que cosechó dos presidencias municipales, dos diputaciones federales y una Senaduría, además de ser uno de los fieles de la balanza en las sucesiones locales, incluidas las diputaciones
estatales. Hoy dice adiós.

Menos prolongada, la influencia de Serapio Cantú se equiparó a la de Luebbert en los inicios de este siglo, bajo el manto de los ex gobernadores Tomás Yarrington y de Eugenio Hernández Flores. Pero también se va.

Una tercera corriente damnificada navegó en el sigilo durante varios años. Es la encabezado por Ricardo Gamundi Rosas, uno de los adversarios más feroces del ahora gobernador electo, quien manejaba un grupo de operación política al servicio del mejor postor y hoy perdió a su clientela.

Con el triunfo de Maki Ortiz, de filiación panista, dos tribus históricas y una más efímera, se enfilan a ser piezas de museo.

MATAMOROS
Aún con la victoria de Jesús de la Garza Díaz del Guante, el PRI no pisa terreno amigo. La influencia del panismo sigue vigente y se reagrupa bajo el mando de un viejo clan, el dirigido por el ex alcalde Ramón Sampayo Ortiz, el cual se fortaleció tras el declive de la aún presidente municipal, Leticia Salazar. Hay también otro grupo poderoso que dirige
Carlos Garcia, diputado local electo.

En el caso del alcalde electo, éste no emerge como producto genuino de los viejos cotos de poder y llega debilitado por la derrota del candidato priísta a gobernador, Baltazar Hinojosa Ochoa

Pese al triunfo, la extinción de la clase política matamorense que vivió su esplendor con los gobernadores Manuel Cavazos y Tomás Yarrington parece ser un hecho aunque sobreviven personajes como Marco Bernal y Adrián Gallardo..

RIO BRAVO
Los viejos apellidos Cavazos, Melhem, Bennet, Cárdenas y Garza, virtualmente han desaparecido del entorno político para dar paso a una corriente que navega en varias aguas: el camaleónico guajardismo, que sin perfil partidista propio ha aceptado en forma alternada los colores del PAN, del PRD y del PRI y ha logrado prevalecer pese a la muerte de su fundador, el ex alcalde José Antonio Guajardo Anzaldúa, cuyo hermano Juan Diego resultó electo bajo la plataforma del tricolor. Es un triunfo sin bandera real, pero sin lugar a dudas arroja otra cauda de estirpes en vías de extinción.

SAN FERNANDO
Un neopadrinazgo que ya había acumulado tres lustros en el poder de facto, fenece también en esta conflictiva comunidad: el de la familia De la Garza, capitaneado por los ex alcaldes y hermanos Gabriel y Mario, clan que sin aparecer siempre en el escenario electoral controlaba muchas de las posiciones en ese entorno. La marca De la Garza es otra damnificada del 5 de junio, luego del triunfo del panista José Ríos Silva.

EL CENTRO Y SUR VICTORIA
Es uno de los pocos baluartes que le quedan al PRI, en donde una corriente política sobrevive, aunque debilitada: el “geñismo”. Los tres últimos alcaldes, incluido al recién electo, han surgido de ese establo y es el único clan priísta, derivado del ejercicio público sexenal, que conserva piezas activas en el ajedrez político estatal.

Pero también hay damnificados. Y de gran tamaño.

Uno de ellos es el clan Valdez Balboa, cuyo patriarca, Antonio Carlos, permanecía dentro o cerca del poder sexenal en turno desde 40 años atrás, en forma directa o a través de su familia, hasta formar un imperio en el ramo de la construcción y llegar a ser opinión de consulta en decisiones políticas. Los Valdez, a la sombra del poder, hicieron una colosal fortuna al amparo del tráfico de influencias.

Junto a esa parcela, el clan Corcuera también es de los defenestrados. Formó parte de la dinastía victorense dominante durante los tres sexenios cercanos, incluido el actual. Toca a retirada ahora despues de décadas de enriquecerse a costa del erario.

Otra facción que se desvanece es la liderada por Gustavo Cárdenas Gutiérrez, quien ha sido en la capital uno de los beneficiarios históricos de la alianza soterrada entre el priísmo y fuerzas opositoras. El “gustavismo” ahora no pudo ni siquiera llevar a la alcaldía a Mónica Dávila, esposa del dirigente de Movimiento Ciudadano. Con Gustavo se cierra el ciclo de una oposición domesticada con arreglos multimillonarios.

MANTE Y XICOTÉNCATL
Por muchos años dominaron a este municipio y a sus alrededores los clanes familiares Osuna, Sáenz, Villarreal y Guevara, cuyo reinado de varias décadas toca hoy fondo, después de sufrir altibajos en las elecciones cercanas que dejan a la zona cañera como escenario de alternancia partidista. El derrumbe priísta del 5 de junio en esta región, después de la victoria azul de Francisco Leal en Mante, arrastra su influencia política y los coloca también como fuerza en extinción.

Dentro de esta geografía, el caso Xicoténcatl es singular. Desde la llegada de César “El Truco” Verástegui a la alcaldía, el PAN no ha dejado de controlar la actividad política local. Este dominio se recrudeció tras la ascensión de Verástegui al mando estatal panista y se amplió a la mayor parte de los municipios circunvecinos. Sólo Ocampo se salvó del “truquismo”.

Un caso específico revela la adaptación de los viejos círculos del poder tricolor en esta región. Una vez consumado el triunfo de Francisco García, Abelardo Osuna, hijo del magnate transportista del mismo nombre, priísta histórico, se apresuró a regalar un autobús al nuevo mandatario con un llamativo nombre: “Vientos de Cambio”.

GONZÁLEZ
Aunque pequeño, este municipio estratégico por su ubicación y su productividad agropecuaria, era secularmente controlado por el clan Ortega. A partir del domingo pasado, este grupo político pasó a la historia aunque resurgen los Verlage, un clan de triste memoria por sus abusos y rapacidad.

TAMPICO
En el un día llamado sólido sur, el PRI todavía conserva el control municipal. Sin embargo, en este proceso electoral quedó claro el adiós a los grupos tradicionales de poder.

Desde su candidatura y después con su triunfo, Magdalena Peraza, una rara mezcla de priísmo y panismo maquillado, acabó de enterrar a las ancestrales tribus dominantes como los grupos familiares Azcárraga, Rábago y al poderoso Fernando Vela, dueño de una gran cadena hotelera y restaurantera.

A ellas se suma, en un caso atípico, un grupo de mujeres integradas en “Las Cueras Tamaulipecas”, que durante dos sexenios habían tomado en forma patrimonial el control financiero de toda la actividad cultural y social del puerto. Serán sustituidas.

Otro caso singular es la estirpe empresarial Garza Cantú, siempre inmersa a través de sus integrantes en los avatares políticos del Estado, especialmente en Tampico y en Reynosa, donde ha alcanzado alcaldías y posiciones públicas. Históricamente ligado al PRI podría pensarse que resulta afectado, pero sin embargo este clan no duda en apostar al poder en turno. Su capitán es Ramiro Garza Cantú, uno de los empresarios más poderosos del país.

ALTAMIRA
Dos corrientes políticas priístas vieron llegar un final inesperado en esta elección. El clan Carrillo, surgido a finales del siglo pasado y el más antiguo “portillismo”. Los dos vieron caer a sus abanderados, Griselda Carrillo por el primero y Esteban de la Portilla en el segundo, vástagos respectivamente de las cabezas de los dos cotos de poder mencionados. Dos cacicazgos más, todo lo indica, al cesto del olvido.

Una corriente priísta que ya estaba de capa caída, la manejada por el ex alcalde Javier Gil, recibió este 5 de junio la puntilla. Se extinguió, al parecer sin remedio.

MADERO
El que fue bastión priísta al amparo del antaño poderoso sindicato petrolero y el ya mítico “quinismo”, es el clásico ejemplo del imperio perdido. No existe un modelo similar en otros municipios del Estado en cuanto al nivel de control omnímodo que detentó este gremio en todos los sentidos y especialmente en el terreno político y electoral, por lo cual su extinción es mucho más notable. Ya sin la sombra de apellidos como Turrubiates o Posadas y sin figuras sociales influyentes, el rechazo a este gremio fue en este año un causante evidente del voto antipriísta frente al candidato panista Andrés Zorrilla, quien sin hacer campaña ganó.

El sindicato es una “viuda” más del 5 de junio. Junto a este sindicato, otro grupo también perece políticamente: el encabezado por el ex alcalde Guadalupe González Galván. Aunque con altibajos, esta corriente había logrado ser el factor de equilibrio con el sector petrolero y logró posicionarse en la jerarquía del poder municipal. Dada la edad de su guía, este clan no parece tener futuro.

LA ZONA RURAL JAUMAVE
Un cacicazgo de más de 18 años –el actual alcalde surgió también del mismo– cayó hecho pedazos una semana atrás. El perfil de imbatible que tenía el clan Gudiño Cardiel desapareció y fue pulverizado por quien menos se esperaba: el candidato independiente, José Luis Gallardo. La despedida de este grupo se confirmó con la derrota del propio José Gudiño, cabeza del mismo, en la búsqueda de una diputación local.

TULA
Con la llegada del panista Julio César Ángeles, dos fuerzas políticas se derrumbaron en este municipio. La histórica, representada por la Confederación Nacional Campesina y su brazo estatal, la Liga de Comunidades Agrarias, que muestra en el presente una casi nula influencia en el campesinado regional; la otra es la del actual alcalde, Juan Andrés Díaz Cruz, cuyo minimaximato se interrumpió tras imponer el “derecho de familia” en las sucesiones municipales cercanas.

Juan Andrés deja una estela de corrupción que lo perfila como uno de los objetivos de la política anticorrupción.

PALMILLAS
Este es uno de los cacicazgos que sobrevive. El clan capitaneado por Jaime Barragán Castro logró sacar adelante a su familiar, Genoveva Córdova Castro, con cuyo triunfo acumula ya cuatro presidencias municipales al hilo. La escasa importancia política del municipio ha operado a favor de este grupo.

MIQUIHUANA
Coto de un largo cacicazgo encabezado por Erasmo Rodríguez Gámez, esta pequeña comunidad del altiplano también sigue sometida al mismo dominio. En este proceso el clan impuso a la hermana del primero, Guadalupe Rodríguez Gámez y obtuvo el triunfo. Uno más de los que lograron superar el domingo trágico.

VILLA DE CASAS
Otro coto de poder sepultado, es el de Santiago Avalos Medina, quien había logrado influir en por lo menos cuatro sucesiones de la última década, pero ahora fue relegado por otro poder paralelo, pero ligado al PAN, con el triunfo de Arturo Barrón.

JIMÉNEZ
Uno de los cacicazgos más prolongados es el de la familia Salazar en este municipio. Su patriarca Silvestre, había impuesto durante 21 años –que equivalen a siete alcaldías– a hermanos, hijos y otros familiares en la silla del poder municipal. Junto con esta tribu, también se apagó el clan dirigido por Guadalupe Saucedo, quien llevaba en su haber tres jefaturas edilicias y en este año buscaba influir en la cuarta. El propio PRI y coaligados le cerraron el camino con Mónica Saldívar.

GÜÉMEZ
A 20 kilómetros de Victoria, una fuerza política externa doblegó a la local. La familia Cárdenas Gutiérrez, impulsora del candidato panista, se impuso al control casi absoluto que por más de 15 años ha detentado en ese punto José Lorenzo Morales Amaro, quien a última hora tuvo que ceder la alcaldía al PAN y con ello, decirle adiós a su control político.

PADILLA
Otro viejo clan, el de Arsenio Rodríguez García, fue despedido en este municipio a través del voto, aunque para dar lugar a un aparente neocacicazgo, pero de color azul, el de Eduardo Alvarado, conocido como “El tira tiros”, quien desplazó ya al primero y logró allegarse la presidencia municipal.

ALDAMA
Abad Smer Silva es quien encabeza en este lugar un cacicazgo que se cuenta entre los sobrevivientes del 5 de junio. En este año impuso como candidato y después como alcalde a su hermano Faisal, de los mismos apellidos.

LLERA
La antaño poderosa corriente del clan Araujo, en declive desde hace varios años, se convirtió en damnificada definitiva de la política local, desplazada por el nuevo liderazgo de Héctor de la Torre Valenzuela, conocido por sus allegados como “El Sapo”, quien ya fue alcalde por el PAN y hoy repite en el puesto, pero con el papel de independiente y ha creado una corriente propia.

ANTIGUO MORELOS
Apenas perceptible en la geografía tamaulipeca, esta población ha sido controlada por el clan Tinajero, un cacicazgo que ha resistido por varios trienios en el usufructo del poder local, pero ahora es otro damnificado del 5 de junio. El triunfo de la panista Evangelina Avila Cabriales lo marginó del poder municipal.

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