Vivimos la Era de los Cuernos. Aunque viéndola bien siempre han existido, los cuernos son la apropiación de lo secreto y la holganza de la existencia. Poner cuernos no es tradición, solo la ruptura de las reglas morales. Pero nadie le puede quitar la belleza a la sospecha y el despecho de quienes lo practican.
En política la cosa es distinta. Entramos en la etapa de la tauromaquia, esa suerte de magia y estética que ha inventado el hombre desde el fondo de sus instintos.
En política yo me he puesto los cuernos. Por lo tanto he procurado hacerme de unos cuernos vikingos. Y aunque parezco “Toro Sentado”, el famoso cacique indio, por mi baja estatura.
Mis cueros de casco vikingo, semejan el “quarterback” de los Vikingos de Minnesota. Pero Cuerudo, de piel prieta y salada.
Y es que me preparo para recibir el bautizo azul con el nuevo gobernante que se avecina, Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
Y es que en política como decía mi inolvidable maestro, el químico Pedro Sanz Sainz, me he vuelto “ciclista”. Esto es porque el querido maestro, contestó a mi pregunta de ¿Cuál es su ideología Maestro?; “Mira Rosales, yo soy ciclista, voy con el ciclo”.
Y es que después de sendos balazos en la espalda durante la refriega de Guerra Civil Española y siendo miembro del Partido Comunista, recibió ese par de balazos. Y desde entonces, -decía- “Soy ciclista, voy con el ciclo”.
