Informalmente se ha iniciado el proceso para renovar la dirigencia estatal del PRI aún en manos del diputado plurinominal electo Rafael González Benavides y aunque podría resultar raro, extraño, sospechoso, sobre los despojos que quedaron del tricolor el 5 de junio, hay un puñado de personajes que ya patean y dan codazos para ocupar su presidencia.
Así es mis queridos boes, ayer hubo una reunión medio clandestina en la que participaron algunos de los que quieren ser el dirigente, con quien ya lo que quiere es entregar el
parte de guerra de la que salió maltrecho.
Los movimientos de ayer podrían indicar que la designación de la nueva dirigencia podría ocurrir mucho antes de que termine el periodo de González Benavides, este mismo año; es más paralelo al arranque del nuevo sexenio que llega en octubre pintado de azul.
Si bien urge al PRI sacudirse los polvos de la derrota, también hay que decir que esta vez la renovación tendría que ser diferente, bajo el método distinto al simple dedazo, porque dicho instituto deja de ser un apéndice de la estructura gubernamental como de facto lo fue por más de 86 años.
Hoy más que nunca, si es que quiere competir en el 2018, el PRI de Tamaulipas tendría que buscar un dirigente, un líder, en toda la extensión de la palabra, porque hacia donde voltee estará el PAN, con 26 de 43 alcaldes, con al menos 19 de 36 diputados, más el gobernador de la misma parcela albiceleste.
En el PRI de hoy tendrían que pensar en el tricolor de mañana, de allá por el 1 de octubre cuando se encuentren con que no habrá más primer mandatario de su militancia, secretarios benefactores, ni alcaldes que subsidien sus movimientos.
Será el PRI que tendrá que replantear hasta lo más mínimo de su gasto corriente, porque habrá que pagar rentas, sueldos, recibos de agua, luz, teléfono, porque los accesos a los recintos para masivos costarán más que hoy, porque incluso su acceso a los medios cambiaría sustancialmente.
Pero lo más importante, enfrente está un PAN con un gobernador que habla fuerte, que levanta la voz, con personajes en ese partido que igual ganchan la atención de redes y los canales tradicionales de comunicación y sobre todo que supo hacer click con la masa; eso es lo que demostró el resultado de la elección.
Por eso el perfil del nuevo presidente del PRI estatal tiene que ser estudiado con serenidad más allá de la urgencia de dar un manotazo tras la derrota.
Tal vez los priistas necesiten un dirigente sobre el que no haya duda de una tracción, lo que de bote pronto descalificaría a algunos; me viene a la mente Enrique Cárdenas a quien se le vio reacio en campaña y a su esposa festejando el triunfo panista.
Tal vez haría falta un líder probado que tenga presencia estatal y la estatura que le abra las puertas que con el sello de oposición se le van a cerrar; dejaría entonces fuera a Humberto Valdez Richaud con todo y aquellas fotos de cuando tuvo que premiar al equipo de Cabeza de Vaca que ganó un torneo de futbol en Madero.
También dejaría de lado a Heriberto Ruiz Tijerina que si bien es un tipo autocrítico, su área de influencia se circunscribe a la capital Victoria.
Dejaría incluso fuera a Paloma Guillén, que también ha sido nombrada porque está claro que el clima de Tamaulipas como que no le sienta bien como el del D.F.
Y entonces quedan los dos que más se nombran, Alejandro Guevara Cobos y Édgar Melhem, ambos diputados, pero de personalidades distintas.
A favor Alejandro tiene ese carácter respondón que podría ayudar a la hora de enfrentar a los del montón panista, también a su favor la relación con el presidente Enrique Peña Nieto al que podría aflojarle la chequera para mantener al partido que tras la derrota pasó de rico a pobre.
Por su cuenta, Melhem a favor tiene que llega con un triunfo en la mano, el de su municipio que no fue alcanzado por la desgracia masiva del PRI, puede que llegue también con el consenso de los legisladores federales y con la gracia del poder actual local.
Insisto, los priistas todavía tienen tiempo de meditar, de serenarse y decidir con qué personaje y con qué personalidad van a enfrentar su nueva, cruel y triste realidad tras la patada de los ciudadanos que los echa del poder para darle la bienvenida por primera vez al PAN.
Lety, pequeñas grandes obras…
La alcaldesa de Matamoros puso ayer en marcha trabajos de construcción de obras de infraestructura educativa y de accesos a populosos sectores.
Si bien se trata de obras que no son gigantes, se trata de proyectos que para los beneficiados significan avances importantes, como la instalación de techumbres en explanadas cívicas de escuelas y la construcción de un puente peatonal, todo con una inversión de casi tres millones de pesos.
Insisto, podrían ser cosas pequeñas, pero que para los niños que tienen que jugar en el sol o soportar ceremonias cívicas bajo las inclemencias del tiempo, son grandes obras.
Comentarios:
meliton-garcia@hotmail.com
Twitter: @melitong




