Poco más de una semana después de la debacle que sufrió el PRI en las elecciones locales, los legisladores de ese partido tuvieron una oportunidad para demostrar que su intención de escuchar el reclamo de la ciudadanía es algo más que un discurso.
Pero lo que evidenció al menos un sector de ese partido, es que no entendieron el mensaje que les envió la sociedad civil el 5 de junio, y no tienen la menor intención de modificar su conducta, tan proclive a obstaculizar la transparencia a la menor provocación.
Esta semana finalmente se está cristalizando el tan anhelado Sistema Nacional Anticorrupción, que incluye entre otras normativas la llamada “Ley 3de3” que obliga a los funcionarios públicos a presentar su declaración patrimonial, fiscal y de conflicto de intereses.
Luego de semanas intensas de negociación, la famosa reforma fue aprobada, pero con una variación que apagó la fiesta de las organizaciones civiles que la empujaron desde el principio.
A diferencia de la propuesta original, donde los declarantes estaban obligados a hacer públicas sus declaraciones -precisamente por su carácter de servidores públicos-, lo aprobado el martes por la noche deja abierta la posibilidad de que oculten la información. Es decir, publicar o no sus declaraciones será una decisión de cada funcionario.
En sus alegatos a favor de esta modificación, los senadores del PRI y el Partido Verde Ecologista, aseguraron que la publicación de dicha información los pone en riesgo.
Entre los legisladores que votaron por esconder las declaraciones de los funcionarios, incluida la suya desde luego, está el tamaulipeco Manuel Cavazos Lerma, el ex gobernador que representa todavía un lastre para el priísmo tamaulipeco, y que como delegado especial contribuyó para la derrota tricolor en Veracruz.
En la lista está también otro tamaulipeco: Carlos Romero Deschamps, icono del más rancio sindicalismo, imagen viva de la corrupción.
Y claro, el coordinador de los senadores priístas, el eterno dinosaurio Emilio Gamboa, quien hace un mes vino a “apuntalar” la campaña de Baltazar Hinojosa.
La idea del “nuevo PRI” que tan bien vendió el presidente Peña Nieto durante su campaña se derrumbó rápidamente, cuando reventaron los escándalos de corrupción para demostrar que no han cambiado tanto como prometían.
Ahora bien, con actitudes como las de sus senadores, la imagen del “nuevo nuevo PRI” que intenta mostrar Beltrones como parte de su reconocimiento de la derrota del 5 de junio, se cae a pedazos antes de nacer.
Menudo favor le hacen al priísmo tamaulipeco que a estas horas busca lavarse la cara frente a un electorado que ya le dio la espalda.
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