20 diciembre, 2025

20 diciembre, 2025

Cuadrante político

La encerrona del PRI, cocina el relevo

Cuadrante Político

El día de ayer, en la regia casona del Trece Sonora, se llevó a cabo un cónclave, donde estuvieron presentes diversos personajes priístas en la entidad. Entre ellos se habla de Édgar Melhem Salinas, y del mismísimo Rafael González Benavides,  así como de otros cuadros de éste partido en el estado. La  reunión, tuvo como  propósito principal, abordar ya desde ahora, los nombres de quienes se perfilan para ocupar la próxima presidencia del destronado tricolor en Tamaulipas.

Por supuesto que, la mencionada encerrona, contó con el aval del primer priísta  de la entidad, Egidio Torre Cantú, mismo que recibió una puntual información de lo ahí ocurrido.

Trascendió que el grupo egidista busca, ya desde ahora sondear  las preferencias internas, y operar en la inmediatez que, el tiempo lo permita, para que el relevo de Rafa, se realice, de una manera tersa, y sin conflicto alguno.

Se sabe también que, dos de los personajes que, a partir de ahora buscarán perfilarse, en la búsqueda de una senaduría, en el 2018, son Alejandro Guevara  Cobos y Édgar Melhem Salinas, pues ambos son jóvenes y cuentan con suficiente experiencia, ante el tamaño del reto que tienen enfrente, con un PAN en palacio, controlando todos los hilos del presupuesto. Ambos buscarían, desde luego, recuperar el poder, para el PRI, en el 2022.

Entre los nombres que se mencionan, para el relevo de Rafa, en el edificio del boulevard, sobresalen Humberto Valdez Richaud, quien entregó buenas cuentas en Valle Hermoso, y Heriberto Ruiz Tijerina, que también ha desempeñado un buen papel, en los cargos del partido.

De igual manera, se filtraron nombres de los posibles cuadros del partido que podrían ser llamados para integrar el nuevo Comité estatal: entre ellos, el reynosense Benito Sáenz Barella en Organización, el tampiqueño Eduardo Hernández Chavarría en Operación Política, así como el ingeniero Bibiano Vázquez Macías, actualmente dirigente del PRI en aquella ciudad fronteriza. Entre las mujeres, se menciona a Blanca Anzaldúa, para Gestión Social.

EL BARCO DE MAGDALENA
El primero de junio, al caer el crepúsculo, intercambié mensajes con la diputada federal, Paloma Guillén Vicente. ¿Cómo van las cosas por allá?, le pregunté. “La maestra va muy bien”, me dijo, con un aire de misterio. ¿Y la votación a favor de  Baltazar? Me dijo que el voto cruzado estaba dejándose sentir con mucha fuerza. ¿Y no hay manera de que se componga?  “Al menos aquí, no”, fue concluyente la legisladora sureña.

La última noche del poder priísta se había iniciado, cancelando gritos de júbilo, convirtiendo el estado en un mar de horizonte blanco y aguas azules. Pero… ¿Qué había pasado en esa parte del Atlántico, llamado Tampico?

Días antes, la candidata a la alcaldía Magdalena Peraza Guerra, había declarado: “Baltazar y yo vamos en el mismo barco”. Su pronunciamiento buscaba llevar  optimismo al equipo baltazarista, asegurándoles su lealtad al proyecto sexenal, pero también dejando un mensaje encriptado, en el sentido de que, “o ganaban juntos o perdían juntos”.

Finalmente no fue así. Peraza salió triunfadora, pero el voto contra Baltazar, particularmente en la ciudad porteña, fue virulento y sumamente agresivo. En contraste, la profesora Peraza, obtuvo poco más de 67 mil votos, casi a la par con los sufragios obtenidos por el candidato del PAN a la gubernatura, Francisco  García  Cabeza  de Vaca. Algunos analistas locales, explican de la siguiente manera, el triunfo de la maestra: “Es que  tuvo mucho contacto con la gente, le dedicó muchas horas al día, y su pasada administración local, dejó buen sabor de boca entre los ciudadanos”. A Peraza se le compara ya con el legendario Fernando, “El Pich” San Pedro, alcalde jaibo, en 1947 y 1971.

Hasta aquí, podemos explicar el triunfo de Magda, pero queda sin esclarecer la derrota de Baltazar en el sur. Eso hasta ahora, nadie lo ha podido desembrollar y obtener juicios concluyentes. Si nos atenemos a las cifras, pareciera que los mismos que votaron por Magda, fueron los mismos que votaron por Cabeza.

La hipótesis clásica, apunta hacia el voto enardecido de la sociedad civil,  en contra del candidato del PRI a gobernador endosándole, de manera injusta, el dolor social y la violencia padecida en el sur. Una segunda conjetura, señala que  los grupos panistas pro Magda, cuando llegó por primera vez a la alcaldía, en el 2010, la siguieron apoyando, y no
se fueron con Germán Pacheco. Una tercera línea sugiere que, Magda y los azules habrían pactado.

El caso es que, finalmente, Peraza Guerra llegó a buen puerto, pero solita y en su propio barco. Baltazar no llegó con ella. Justo en esa solitaria victoria, irrumpe el oleaje de las suspicacias.

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