15 diciembre, 2025

15 diciembre, 2025

House of cards a la tamaulipeca

El Otro Balcón

«La opinión pública no sabe de Derecho», le responde el asesor jurídico al presidente de los Estados Unidos de América, Garrett Walker. El mandatario se encuentra inmiscuido en un reportaje periodístico que detona una investigación de la Fiscalía; el delito es presunto conflicto de intereses que beneficiaron al partido Demócrata -algo parecido a lo que le ocurrió al presidente Enrique Peña Nieto, aunque acá el ganón solo fue él y su familia-. Lo anterior sucede en el capítulo 23 de la serie House of Cards. La ficción suele equiparar a la realidad, sino que la rebasa.

La frase citada bien podrá aplicarse a partir de que comience el gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca. El primer gobernador panista de la historia de Tamaulipas tendrá en sus manos la decisión de indagar a los ex mandatarios y funcionarios cercanos priistas. La denuncia deberá tener el objetivo de encerrar a uno o varios de los corruptos que todavía gozan de inmunidad. Si Cabeza de Vaca se dilata en denunciar las sospechas de un pacto mermarán la confianza de sus electores.

Aquí viene a cuento el diálogo de la serie. La mayor parte de la ciudadanía tamaulipeca no sabe de leyes, ni quiere justificaciones en caso de que la investigación se atrase. Los patos son muchos y las piedras que sujetará en sus manos el reynosense son pocas. A partir de uno de octubre el reloj de arena se voltea: los argumentos se agotarán y los discursos deberán corresponder a la realidad.

 

¿Qué hacer con tu pasado?

Siguiendo con el retrato fiel de la política real que hace la serie producida por Netflix, hay otro personaje que sirve para ejemplificar lo difícil que es para los políticos enfrentar un pasado oscuro. En el capítulo 10, toma cuerpo en la historia el congresista Peter Russo. El líder del Congreso americano, Frank Underwood, -el protagonista de la serie- decide promover al joven diputado a la candidatura a gobernador de Pensilvania.

Peter Russo, con antecedentes de consumo de alcohol, drogas y prostitutas, es convencido por Underwood de que tiene capacidad para ganar la elección, a pesar de sus malas notas. Frank lo forza a aceptar el plan y de trabajar para él, amenzándolo con difundir la detención de Russo con posesión de sustancias ilegales y una sexoservidora; ambos delitos de gravedad.

Underwood le pide a un colaborador con 15 años sobrio que lleve a Russo a Alcohólicos Anónimos. La preparación de la campaña de Peter incluye como primer punto el admitir ante la opinión pública sus comportamientos fuera de la ley. Frank interroga a Russo. Un experto en campañas políticas también lo interroga. El último escaño es un líder religioso. Tras confesar sus «pecados» sociales, una periodista lo entrevista, él acepta sus excesos. Al día siguiente, en la primera plana hay un llamado para promocionar el perfil de Russo.

La publicación genera contradicciones en Peter, por la reacción de sus hijos y familiares.

El congresista anuncia que renunciará a la candidatura. Frank lo aborda para aconsejarle que es mejor aceptar su pasado y superarlo, que su camino rumbo al gobierno de Pensilvania trascenderá cualquier ilícito. Cuando vi el capítulo recordé a Baltazar Hinojosa Ochoa. Lo complicado que le fue aceptar sus vínculos laborales, los gabinetes en lo que militó.

El día que Baltazar Hinojosa se deslindó de palabra de los ex gobernadores, resonó el personaje de Peter Russo. Muchos opinadores del regimen afirmaron que el mensaje le alcanzaría para ganar la confianza de los votantes y triunfar…el final ya lo sabemos.

Empero, aunque los comicios terminaron la disyuntiva que enfrentó Baltazar no ha sido superada. La nueva directiva estatal priista, ya sea Édgar Melhem, Alejandro Guevara, Heriberto Ruiz o cualquier otro, sorteará los señalamientos, el tufo de corrupción y la pesada loza de ser los responsables de estado actual de la entidad.

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