Texas.- Pese a la ola de violencia social imperante en Estados Unidos, los espacios públicos de Texas, abiertos y cerrados, siguen siendo un peligro para quien los visita. Las ciudades del Valle colindante con Tamaulipas, saturadas de visitantes mexicanos, son la muestra de ese riesgo.
Ni la matanza en un bar gay de Orlando, Florida, ni los atentados en otras ciudades como Amarillo, en suelo texano, han llevado a las autoridades norteamericanas a cambiar las políticas de seguridad en parques, tiendas, bares y discotecas de las comunidades ubicadas en esa región, por lo que nadie está a salvo de una tragedia similar a las mencionadas.
La ley no ha modificado el uso de armas en lugares públicos y aún y con la autorización para usar una pistola a la vista, las personas no están a salvo de ser atacadas por un perturbado o fanático extremista. Ni siquiera de ser prevenidas sobre la posibilidad de ser asesinados como constantemente ocurre en territorio estadounidense.
“Cualquier persona puede entrar a comprar en una tienda con su arma escondida sin darnos cuenta y atacar”, dice José Hernández, gerente de una tienda Wal Mart de Brownsville, Texas, quien indicó que en caso de ocurrir una situación de esa naturaleza lo único que se pueda hacer es tratar de negociar para que el agresor salga del lugar a fin de no exponer a los clientes.
Un caso que pudo ser trágico ya se presentó: Un hombre entró armado el martes pasado al centro comercial del mismo nombre en esa ciudad, sin desenlaces lamentables. Al respecto dijo que el caso está en investigación y que el corporativo nacional no ha girado alguna instrucción o cambio acerca de la seguridad de las tiendas. Por fortuna no hubo lesionados.
Por ser un establecimiento público Wal Mart no realiza revisiones de seguridad antes de ingresar al establecimiento ni cuenta con máquinas detectores de metales. Lo único que aplica es reservarse el derecho de admisión.
SEGURIDAD PROPIA
En otro caso, Gilbert Escamilla dice que el caso del bar Pulse de Orlando les hizo reflexionar acerca de las medidas de seguridad que deben aplicarse en el negocio Studio 69, el bar gay más grande del Valle del Río Grande ubicado en Brownsville, Texas.
“Desde que comenzamos a funcionar hace 5 años hemos tenido seguridad propia. Contamos con guardias, cámaras de video y detectores de metales. No permitimos el ingreso de armas”, detalló.
Una de las acciones que han tenido que revaluar es asegurarse que en el lugar las puertas de emergencia estén siempre listas para en caso de un ataque.
El Gerente del citado centro nocturno dice que nunca han tenido un incidente que lamentar, porque una de sus prioridades como vendedor es la seguridad de sus clientes. Con la tragedia de Orlando, dijo que la comunidad gay se reforzará en la sociedad.
“Creo que siempre existirá la homofobia, pero también creo que las leyes con el uso de armas también deben hacerse más estrictas”, opinó.
En Texas este año se marcó la entrada en vigor de una nueva ley de portación abierta de armas de fuego, la cual permite a los ciudadanos que tienen licencia portar armas de manera
oculta, pero para que ahora lo hagan en funda y a la vista. Aunque ese uso se prohíbe en iglesias, hospitales, correccionales y otros espacios públicos.
Algunos negocios no permiten a sus clientes que lleven armas abiertamente mediante la colocación de anuncios afuera del edificio.
Y advierten:
“Nosotros siempre hemos prohibido que quienes vienen a consumir ingresen armados, en caso de que suceda lo contrario, tenemos el derecho de retirar a la persona que desobedezca nuestras políticas”, coinciden Hernández y Escamilla. De acuerdo con algunas víctimas de la masacre de Orlando, algunos se quedaron atrapados en el lugar sin poder alcanzar las puertas de salida en casos de emergencia.