A partir del primero de octubre de este año, no solamente ejercerá el poder ejecutivo de Tamaulipas el primer político emanado de un partido distinto al PRI, sino que también desaparecerá la figura del ‘primer priista del estado’.
El escenario, consecuencia del resultado de la jornada electoral del pasado 5 de junio, es inédito e histórico. Ante esa nueva vertiente de la historia política tricolor tamaulipeca, emergen una serie de preguntas:
– ¿Cómo van a reaccionar los grupos de poder afiliados al Revolucionario Institucional ante la falta del ‘gran elector’?
– ¿Qué tanto poder tendrá en ese contexto quien sea designado nuevo dirigente estatal del priismo?
– ¿Cuál será el papel que jueguen los alcaldes de extracción priista, sobre todo aquellos que gobernarán en Ciudad Victoria, Matamoros y, en cierto modo, Tampico?
– ¿Cuántos priistas, sobre todo en un corto plazo, emigrarán a las filas ultraconservadoras una vez que la tentación del presupuesto los haya doblado?
– ¿Qué papel van a jugar los comités locales en aquellos municipios donde serán oposición a partir de octubre?
– ¿Hasta qué grado será el nivel de intervención o de toma de decisiones del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) en la vida del tricolor tamaulipeco?
– ¿De qué tamaño será el impacto en la otrora invencible ‘maquinaria’ priista la falta de recursos provenientes del gobierno del estado? La inyección de recursos ‘aceitaba’ los
engranajes de la ‘poderosa’ máquina tricolor… una máquina que ahora, sin ‘aceite’, se puede desvielar.
Esas son algunas de las preguntas que plantea el adverso escenario político estatal que se configurará a partir del inicio del último trimestre del año, pero las cosas pueden empeorar en 2018 si el PRI pierde la presidencia de la república.
Así es: el Revolucionario Institucional de Tamaulipas todavía no ha tocado fondo. Quien así lo crea, se puede equivocar. El panorama político priista no pinta nada bien rumbo a la elección por Los Pinos.
Todo indica que el pacto establecido por Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón (con la bendición de los Estados Unidos) conducirá al trono presidencial a Margarita Zavala (tesis del libro ‘El Amasiato’, escrito por el periodista Alvaro Delgado), esposa del ex primer mandatario que declaró (con la bendición de los gringos) la guerra contra los cárteles del narcotráfico.
De cumplirse ese escenario (donde el adversario a vencer es el izquierdista Andrés Manuel López Obrador y su radical Movimiento de Regeneración Nacional), el priismo tamaulipeco no sólo quedará huérfano a nivel estatal, sino en el plano federal. Eso sí será tocar fondo.
Bajo ese escenario de prospectiva, es previsible que Francisco García Cabeza de Vaca, actual gobernador electo, tras su arrolladora victoria en las urnas, contará con un ‘bono democrático que se extenderá, fácilmente, hasta más allá del proceso electoral de 2018.
Es decir, si el nuevo mandatario estatal, de extracción blanquiazul llega a cometer errores (por más evidentes que sean), los ciudadanos le concederán tiempo para resolver, revertir o matizar los agudos y graves problemas que arrastra la entidad, sobre todo en materia de inseguridad pública.
Por tanto, el papel de oposición que desempeñará el PRI se dará en un contexto complejo, en un intento por construir la unidad interna (con el riesgo permanente de la insubordinación de los grupos y de los liderazgos que consideren merecer mayores rebanadas del escaso pastel) y en la articulación de una crítica opositora que no se convierta en ‘boomerang’, ni que por sistemática sea mal vista por ciertos sectores de la sociedad.
El panorama político del PRI en Tamaulipas se vislumbra harto difícil y complicado. Convertirse en oposición no será fácil para un partido acostumbrado a vivir en el poder, incluso en épocas en que el gobierno federal estuvo en manos de Acción Nacional.
La reconstrucción del Revolucionario Institucional, se reitera, será un proceso lento y desgastante, plagado de obstáculos, traiciones y arduas batallas internas.
Sin embargo, nadie puede decretar la muerte del viejo partido tricolor en el estado. El priismo sobrevivió a la pérdida de la presidencia de la república en el año 2000 y, poco a poco, se reconfiguró y logró recuperar la silla de Los Pinos dos sexenios después.
Pero, sin duda, vienen tiempos muy difíciles para el PRI en tierras tamaulipecas. Necesitará de un gran liderazgo y de un ambiente de unidad -factores que muchas veces no se alcanzan tras una estrepitosa derrota en las urnas- para reconstruirse.
Y PARA CERRAR…
A mitad de la semana que concluyó, en el restaurante ‘Velas 10’, los dirigentes del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) se reunieron con la alcaldesa electa de Tampico, Magdalena Peraza Guerra,
En el encuentro estuvieron ‘Los Tucanes’ Patricio King López, Jesús González Macías, Marcelino Cisneros Ramírez y Azael Portillo Alejo. También asistió Daniel Morales, quien lleva una muy buena relación con la maestra. La charla fue amena y productiva. Todos analizaron el presente político y observan con atención hacia el futuro.




