Después del 5 de junio, la actual política priísta en Tamaulipas podría ser representada por un cuadro surrealista de Salvador Dalí. Mientras más se le observa, menos se le entiende.
Si usted ve una de las obras del pintor catalán, encontrará figuras de personas y objetos apenas reconocibles en su género o uso, escenas incongruentes y formas que sólo pueden entenderse con la ausencia del sentido común. Si pudieran hablar, estoy seguro que nos confundirían más en lugar de aclararnos su significado.
Esa descripción me parece acertada para el escenario mencionado.
En una entrevista exclusiva a Expreso, el ex diputado federal y ex aspirante a la candidatura del PRI a gobernador, Marco Antonio Bernal Gutiérrez, practica una especie de disección del escenario en el cual ese partido está de pie –¿o postrado?– y entre los apuntes que se pueden obtener de la charla, una de sus reflexiones genera más ruido que una fragorosa porra de nuestro sufrido equipo de futbol, Correcaminos.
¿Por qué?
Al abordar el tema de los votos que el Revolucionario Institucional no obtuvo en el Estado en la fecha mencionada líneas arriba, Marco le da un giro al sentido de esa debacle y
señala, punzante:
“En lugar de tratar de aclarar por qué no obtuvo el PRI los 200 mil votos que en los anteriores comicios obtuvo, deberíamos preguntarnos quién o quiénes llevaron esos 200 mil votos al PAN…”
No es lo expresado por Bernal una ocurrencia, sino una clara secuela de la postura de su amigo y ex presidente nacional priísta, Manlio Fabio Beltrones, quien antes de su renuncia dejó en claro que la derrota tricolor en la mayor parte de sus campañas fue alimentada por los errores cometidos por la Presidencia de la República. Como en una pintura del genial español, aquí también los cuerpos no tienen forma ni cabeza y los nombres se adivinan, el terreno parece pantanoso y el desconcierto reina en todos los ámbitos: ¿Qué?…¿quién?…¿cómo?
No sé si pueda entenderse algo de esto, pero por lo menos deja la puerta abierta a la confusión –con la cual Dalí estaría contento– y a la especulación. El comentario de Marco Antonio revela que entre una poderosa corriente priísta y Enrique Peña Nieto, así como entre los colaboradores de éste, existe un encono marcado y hasta una rebeldía creciente,
que dibuja una de las peores crisis internas de esa fuerza política.
Eso es lo malo para ese nivel, pero también deja ver en Tamaulipas un futuro sombrío para esos tres colores: Sin el apoyo federal como se pudo ver desde la misma elección, la sentencia a corto y mediano plazo para ese partido en nuestra patria chica, se puede citar con una frase coloquial y tragicómica.
Están fritos…
¿FUTURO REVELADO?
El gobernador electo, Francisco García Cabeza de Vaca, entregó en los hechos los primeros nombramientos virtuales de quienes casi con certeza ocuparán cargos de secretarios o una posición similar, en su gabinete. Cuál podría ser su área de competencia, está por verse.
Jesús Nader, Carlos García, Francisco Elizondo y Gerardo Peña, integran el equipo definido por el nuevo mandatario para analizar y ponderar los nombres y apellidos –con sus respectivas currículas– de quienes podrían darse de alta como colaboradores del cuasi gobernador. Dada la responsabilidad que se les encomendó, es obvio que serán servidores públicos estatales a partir del 1 de octubre.
Todos ellos son muy cercanos en trabajo y afectos con el futuro Ejecutivo estatal, lo que revela que además de la eficiencia o utilidad, un atributo indispensable y determinante para ser incluido en ese cuadro, será en primera instancia la confianza que disfruten del inminente nuevo sol tamaulipeco.
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