La violenta manifestación de ciudadanos llevada a cabo contra el gobierno de César Duarte en Chihuahua, que dejó 30 lesionados y más de un centenar de detenidos, además de daños por más de 7 millones de pesos, constituye una advertencia para aquellos gobernantes que no responden
a las exigencias de la población o que, de acuerdo con la percepción popular, realizaron gestiones que no se tradujeron en beneficios para la sociedad.
No se tiene idea hasta qué punto son justas o no las demandas de los ciudadanos chihuahuenses, sin embargo, la actitud de los manifestantes revela que no están dispuestos a tolerar más a regímenes políticos omisos o corruptos y que emprenderán las acciones que sean necesarias para expresar su rechazo y condenar a los malos gobernantes.
A diferencia de otras entidades, parece que en la referida entidad fronteriza el triunfo del panista Javier Corral Jurado, no fue suficiente para calmar la irritación social causada por las desatenciones del gobierno, la inseguridad, la insuficiencia de empleo
y la carestía de los artículos de consumo básico, que ha obligado a la gente a salir a la calle para exigir la renuncia del mandatario estatal y la designación de un gobernador interino, mientras llega la fecha del cambio en las riendas del gobierno.
Al mismo tiempo constituye una voz de alerta para los gobernadores electos, sean del color que sean, a fin de que sepan que si no atienden las demandas comunitarias van tener que enfrentar la irritación social, para que vayan revisando las listas de compromisos que contrajeron con la ciudadanía en los pasados procesos electorales y tan pronto asuman el puesto empiecen a darles cumplimento para demostrar que no fueron promesas electoreras.
Como dice el dicho, te lo digo Juan para que lo entiendas Pedro, el gobernador electo de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, debe de tomar lo ocurri- do en Chihuahua como ejemplo de lo que puede sucederle a los mandatarios estatales incumplidos que una vez que empiezan a gobernar se olvidan de la exigencias de los electores que los llevaron al cargo.
En ese escenario de malestar social, los 43 alcaldes de Tamaulipas, especialmente aquellos que militan en el PRI, igual que los titulares de los organismos descentralizados, tienen 99 días para entregar las cuentas públicas al Congreso del Estado y comprobar documentalmente en qué gastaron cada peso del erario, si no quieren verse en aprietos.
Cuando los miembros del equipo de transición de Cabeza de Vaca empiecen a recibir la documentación contable y de los bienes de los inventarios municipales, estos deberán de ajustarse a la realidad, de lo contrario podrían dar pie a dificultades y hasta ser motivo de enjuiciamiento, como sucedió en el 2011 al alcalde Oscar Pérez Inguanzo, que fue apresado por ejercicio indebido de funciones y atribuciones públicas, entre otros delitos, aunque, tras pasar varios meses en prisión, el munícipe fue absuelto por falta de pruebas.
Ahora seguramente OPI, por cierto, debe de estar de plácemes con la apabullada que el PAN le dio al tricolor en los comicios del 5 de junio, entre otras razones, porque algunos los que lo enjuiciaron quedarán en el desamparo a partir del primero de octubre, así como por las buenas relaciones que el ex titular del ayuntamiento de Tampico tiene con militantes de Acción Nacional.
No queremos ser aguafiestas, por otra parte, pero la mesa de diálogo en la que Gobernación y la CNTE se han sentado a buscar una salida no violenta al conflicto magisterial de Oaxaca es un fuerte golpe a la reforma educativa que podría dejar sin efecto una buena parte de las disposiciones del controvertido ordenamiento legal, que para muchos no es más que una reforma laboral y administrativa, o no aplicarlas tan estrictamente, como pretenden las autoridades de la SEP.
Por cierto, el secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer, canceló a última hora su participación en el foro de la OCDE celebrado en Cancún.
El argumento o pretexto del funcionario, su apretada agenda de actividades. Para los mal pensados, que nunca faltan, sin embargo, la verdadera causa debe de haber sido no exponerse demasiado a las entrevistas de los medios en las actuales circunstancias.
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