El PRI sufrió su peor derrota el domingo 5 de junio, luego de la del 2006 y del 2000 cuando perdieron la presidencia de la República, pero al parecer sigue perdiendo y tras el descalabro que les propinó el PAN que les ganó 7 de 12 gubernaturas en juego, ahora el tricolor parece haber perdido la comunicación efectiva con el primer priísta del país (así se acostumbra a decir en el PRI) Enrique Peña Nieto.
Así es mis queridos boes, no exagero, revisemos los últimos acontecimientos entre el PRI y su presidente, más allá de la derrota.
El 15 de junio 10 días después de que Manlio Fabio Beltrones y siete de sus candidatos a las gubernaturas recibieron el portazo de parte de la mayoría de los mexicanos con derecho a votar en esa jornada, los legisladores priistas ‘batearon’ al Presidente Peña Nieto con su propuesta para despenalizar el uso de la marihuana.
Peña Nieto proponía la portación hasta 28 gramos del enervante, pero hasta sus senadores le rechazaron la iniciativa y le rasuraron esa parte. La decisión se perdió en la discusión sobre la derrota tricolor, pero está en los archivos parlamentarios y en las crónicas periodísticas de ese día.
Ese mismo día, pero en la madrugada mientras la mayoría de los mexicanos dormían, los senadores no sólo cortaban el espíritu de la Ley 3 de 3 firmada por casi 700 mil ciudadanos en la que se les exigía a los servidores públicos hacer públicas sus declaraciones: patrimonial, fiscal y de intereses.
Obviamente en este país la mayoría estamos hartos de la corrupción, obviamente para que haya corrupción hace falta dos, el funcionario y el ciudadano corruptor, pero sin el funcionario corruptor no habría ese binomio y obviamente no se puede obligar a 120 millones de ciudadanos comunes a hacer públicos sus bienes y sus conflictos de intereses, por eso la obligación era para los políticos que han hecho de la mordida, la extorsión, el moche y demás linduras toda una cultura.
Pues esa madrugada la mayoría priista con sus cómplices del Verde y el Panal y la ausencia en bloque del PT se aprobó todo lo contrario a lo que los ciudadanos que firmamos proponíamos y en venganza los priistas voltearon el cañón de la pistola y lo apuntaron a los ciudadanos.
Aprobaron una ley que no obligaba a los políticos a publicar su 3 de 3, pero si obligaba a todo ciudadano, empresa y hasta beneficiario de algún programa federal a hacerlo.
Es decir millones de mexicanos transparentando lo privado, mientras que los corruptos se protegen con la propia ley. Fue para mi gusto una confesión de partes, esos del PRI que la votaron se apuntaron en la lista de los malos. El senador Manuel Cavazos y todos los diputados federales tricolores por nuestra entidad entre ellos.
Ese capítulo no había terminado y el lunes el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones presentó su renuncia, no sin antes tocar el tema de la corrupción como recordándole al presidente y los suyos los señalamientos que se han hecho, como el de la Casa Blanca de la esposa del presidente.
Manlio culpó, con guante blanco, pero lo hizo, al gobierno federal por sus políticas mal aplicadas y a los gobiernos estatales de la derrota que le tumbaba del cargo. Para entonces era evidente el distanciamiento.
Acorralado por el poderoso sindicato de patrones y la opinión pública nacional y la de más allá de nuestras fronteras, el Presidente dio señales de que la ley que sus diputados y senadores habían aprobado no sería promulgada.
El evento en el que se anunciaría con bombo y platillo el martes fue cancelado también casi de madrugada y ayer finalmente Peña Nieto le dio ‘palo’ a lo que ‘su bancada’ aprobó en las cámaras federales.
«El Gobierno de la República ha escuchado con atención las voces que argumentan que esta medida es excesiva y haría inoperante el Sistema Anticorrupción, porque sería imposible procesar millones y millones de declaraciones», dijo ayer vocero presidencial al anunciar el veto.
«También inhibiría a los particulares de prestar servicios o vender productos a gobiernos, y lo más importante, afectaría a personas que no están vinculadas con contrataciones, como beneficiarios del programa Prospera o becarios del Conacyt».
¿Será esto en realidad una ruptura entre el presidente Peña Nieto y su partido?, ¿será solo que el inquilino de Los Pinos les compondrá la plana y que los señalamientos de Manlio y el rechazo al asunto de la marihuana son situaciones aisladas?
Y siguen las preguntas: ¿le convendrá al presidente estar distanciado de sus aliados del PRI cuando el país está entrando en uno de los periodos de mayor convulsión por los temas de seguridad y las manifestaciones de maestros, médicos y otros grupos sociales que esta misma semana se multiplicaron por todo México, incluido el norte donde parecía que esas movilizaciones eran sólo para el sur?
Sin duda a Peña Nieto no le convendrá quedarse solo ante la crispación que domina el país, pero también era evidente que había que evitar que sus legisladores le dieran el tiro de gracia a su partido con una ley 3 de 3 que les dejaría fuera de la posibilidad de retener la presidencia en el 2018. ¿Entre ellos quien intervendrá para contentarlos?.
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