Los ojos descubren, son desde el corazón la extensión corporal más importante por ser los sensores de la existencia. Dicen que ojos que no ven corazón que no siente. Esta frase engloba la vitalidad de los ojos. Los ojos azules, verdes o violetas como los de la hermosa Liz Taylor, son los ojos del mar, del cielo. Los ojos negros dicen que nunca engañan. Pero los cafés son la familiaridad cotidiana. Los ojos miran, pero con el corazón en la mano miran mejor.
Cuando mi madre colocó los ojos de plata en el vestido de la Virgen de San Juan de los Lagos, puso su pensamiento en los ojos de mi hermano Antonio, que había recibido un fuerte golpe de un compañero de primaria apodado El Camarón. Los milagros son justos y necesarios y como los ojos son testimonio de la Fe.
Los ojos palmitan, dibujan el paisaje pero también intuyen el precioso paisaje interior de los seres humanos. “Mírame a los Ojos” es un dicho antiguo para quienes exigen verdades. Mirar de frente es “enfrentar a la verdad”. Los ojos son la película diaria de nuestras vidas. Los ojos las manos tangibles en el arte, en el arte de vivir. El amor a primera vista es un amor por los ojos.
Los ojos encuentran, son la extensión corporal más intensa y hermosa de la existencia. Los ojos de los enamorados, los ojos tristes, las miradas con odio, placer, las miradas que matan, los ojos claros, los ojos de llanto, los primorosos ojos del amor.
Las mujeres de ojos grandes aman en intensidad, las de ojos pequeños son intrigantes, los abiertos son fantasiosos, pero los ojos son el regalo maravilloso de nuestro Lazarillo que es Dios.
Me enamoré por los ojos, quiero con los ojos y ciertamente el amor es ciego porque mira con los ojos del corazón.
Quiero a los ojos de pintor como amo a mis ojos de poeta porque son mi vida.
