Siempre me he autodefinido como un optimista. Desde luego, sin adentrarme en los linderos de lo iluso.
El escenario presente de la estructura del poder municipal en nuestro Estado, es una oportunidad más para probar esa percepción personal. Y le diré el por qué de esta opinión.
Dentro del confuso panorama que se advierte en el futuro de los nuevos ayuntamientos tamaulipecos, una luz, me parece, permite atisbar un camino que si bien no puede definirse como seguro, por lo menos sí de esperanzador, que ya es bastante.
¿Cuál es esa luz?
Nace de lo que a primera vista parece una limitante, pero que en los hechos puede ser el mejor estímulo para que los flamantes jefes de comuna hagan un trabajo mucho más productivo que sus antecesores.
Me refiero al período de dos años que en esta ocasión les corresponde encabezar, pero el cual puede convertirse en un período excepcional, si los ediles logran reelegirse –por única vez– en ese puesto. Significaría ese añadido nada menos que tres años más, lo que sumados al par anterior haría una inédita gestión de cinco. Casi el tiempo de una gubernatura, caray.
Es una especie de zanahoria que espero que a la mayoría les resulte irresistible y que en el caso de los municipios gobernados por priístas, tiene un crudo valor agregado: El de la supervivencia, para continuar vigentes dentro del entorno político de esta geografía.
Queda claro. Si los neoalcaldes tricolores no son capaces de lograr un segundo período, estarán entregando los últimos baluartes de esos colores en Tamaulipas al partido dominante en la actualidad y escribiendo el epitafio de su casa partidista. Si en verdad les interesa su establo político, se morirán en la raya. En el buen sentido de la frase.
¿Ganan o pierden los tamaulipecos con esos giros del poder?
En realidad para la ciudadanía no es realmente importante si cambian las siglas de origen de una administración municipal, porque los colores y plataformas en poco o en nada cambian las ambiciones de los gobernantes en turno, pero lo que sí sería trascendente para sus integrantes es la posibilidad de que esos alcaldes se jueguen su futuro sobre las cartas de una buena labor al frente de sus comunidades. Sin el amparo de una fuerza superior, como asienta la voz popular, no les queda otra.
Sería en lo que realmente podría ganar la sociedad, porque –coincido en este renglón con Andrés Manuel López Obrador– los que llegan o se van, son lo mismo…
COSTO Y BENEFICIO
Para quienes piensen que es oneroso asegurar un vehículo contra daños a terceros, es menester recordar la relación entre costo y beneficio de ese tipo de protección.
En primer lugar, la cotización del seguro de un automóvil, sólo por los estragos que pudiera causar a otro, oscilaba hasta unos meses atrás en 4 pesos diarios en la mayoría de las compañías o bancos que prestan ese servicio. Quien puede adquirir una unidad motriz puede también sufragar ese módico gasto.
Y el beneficio no admite dudas. Con el valor de los coches –algunos alcanzan de medio millón a un millón de pesos– en muchos casos ni vendiendo la casa familiar se podría solventar un quebranto de ese tamaño en una pérdida total o las decenas de miles de pesos que cuesta una salpicadera o una defensa.
Es una medida que beneficia a todos. Y por lo menos en este concepto, el Congreso acaba de tomar, en mi opinión, una decisión acertada…
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