La palabra populismo se ha puesto de moda en México y se viene usando ya desde hace más de 16 años de forma peyorativa, calificando así sobre todo a los políticos progresistas y de izquierda, pero hay que decir que en realidad el populismo, es una palabra que puede tener una acepción buena o mala, de acuerdo al manejo que se le quiera dar.
En México se ha buscado desacreditar a políticos que no son de simpatía del sistema de gobierno o de los propios grupos de poder, pero su utilización ha sido tan excesiva en los medios de comunicación, que ya hicieron de esta palabra una etiqueta negativa a quienes están en contra de las formas de gobernar este país.
Pero hay que decir que el populismo tiene sus acepciones y que puede ser una palabra de principio, que puede cuestionar de manera profunda a quienes lo usan ahora como una herramienta de descredito.
Si somos políticamente elementales, el populismo busca que el poder político recaiga en el pueblo, en su sentido más genérico, entendido a todos los estamentos sociales, empleados, agricultores, obreros y pequeños emprendedores, las clases media y baja, sin incluir las elites políticas o de los grandes corporativos.
El populismo se basa en el apoyo voluntario de las mayorías a quien los gobiernan, lo cual es una constante en todo país que se precia como democrático, por lo cual en la realidad hace que todo gobierno sea de principio populista, porque surge de una decisión popular.
De hecho ser diputado se trata de ser un representante de los intereses del pueblo y de acuerdo a ello, deben defender en primera instancia los interese de quien representan y no catalogarse -como se hace- en una «clase política» aparte de la población.
El que sea un gobierno popular o populista, no determina necesariamente la tendencia política que deba estar vigente, puede haber gobiernos que desarrollen el populismo de acuerdo a su concepción ideológica.
Se pueden generar populismo de derecha o de izquierda, por ejemplo el populismo nazi que genero Hitler en la Alemania antes de la segunda guerra; el populismo ruso que dio como resultado la revolución bolchevique; el populismo norteamericano orientado al consumismo y la libertad de mercado, etc.
Por otra parte, el populismo con una significación peyorativa es el uso de «medidas populares» destinadas a ganar la simpatía de la población, particularmente si ésta posee derecho a voto, aún a costa de tomar medidas contrarias al Estado democrático. Pero según se dice, el populismo se convierte en tendencia ideológica y hasta económica cuando pasa a ser una practica de estado que busca principalmente sostener el poder mediante medidas que satisfagan a un electorado y no las necesidades de crecimiento y desarrollo de una nación.
Hablar de populismo en México tiene ya una figura emblemática que se ha forjado con años de publicidad mediatica utilizada por sus enemigos. Esa figura es la de Andrés Manuel López Obrador a quien se le ha tachado como el mayor demonio político por ser populista.
A pesar de ello, los populistas de derecha se han encargado de refrendar algunas posiciones que en su momento criticaron y hasta combatieron acremente a López Obrador.
Un ejemplo es la pensión a los adultos mayores, aportación que inició el gobierno del Distrito Federal con su jefe de Gobierno López Obrador, que en principio fue calificada como una acción populista, incluso el panismo señalaba que los 750 pesos que inicialmente se les daba a los viajecitos se los debían de ganar trabajando.
Pero ahora resulta que a la medida se le quitó por arte de magia lo populista, cuando lo adoptó tanto los gobiernos emanados del PAN y del PRI, y que en este momento es parte fundamental de las políticas del «Combate al Hambre», mediante el programa de 65 y Más.
Pero para recordar, el presidente Felipe Calderón también tomó posiciones populistas con el fin de ganar las simpatías de la gente, como fueron la aprehensión de Paquita la del Barrio, el seguro médico para todos los niños nacidos a partir del 1 de diciembre, la excesión de impuestos a contratantes de recien egresados y la impresionante movilización policiaca y militar contra la delincuencia en Michoacan, con retenes anticonstitucionales.
Para Enrique Krause «El populista, en este sentido (peyorativo), es eminentemente anti democrático porque subvierte las instituciones. Trump es un cínico y un populista, Chávez también fue populista… El populismo es el uso demagógico de la democracia para acabar con ella».
Pero aquí cabe hacer la pregunta, ¿Qué tan populista tiene que ser un político en México que busque revertir realmente los problemas de una sociedad que en este momento cuenta con más de 40 por ciento de su población en la pobreza, con salarios que no cubren el mínimo indispensable para una vida digna, cuando sus sistemas de protección a la sociedad no sirven y cuando la inseguridad es una constante el cotidiano de la gente?… bueno eso decimos nosotros… pero usted ¿Como la ve?
La ojeadita…
En el 2015 el secretario de hacienda Luis Videgaray dijo que desconocía que la gente de la frontera se molestara por los aumentos en la gasolina… creemos que aún no le informaron que los aumentos a la gasolina no molestan, sino encabrona a la población, no solo de la frontera sino en todo el país…




