27 diciembre, 2025

27 diciembre, 2025

Crónica urbana

El País del Redondeo

Crónica Urbana

No somos un país enigmático. Y mentira que se diga maravilloso porque las maravillas pertenecieron al pasado. Somos el país de la presunción, de las vanidades, de las verdades etéreas.

No hay sitio en México, que no se redondee un producto. Acudimos a tiendas, giros, etc., y siempre el redondeo. En Sorianas, Oxxos, y cientos o miles de empresas se redondea todo. Las formas son las mismas aunque deforman a las formas de robar y atracar al consumidor bajo la gracia del Redondeo.

El Redondeo en realidad es una filosofía del atraco económico. Si fuera filosofía clásica incluiría a la moral y la meditación. La reflexión económica de un capitalismo abarrotero chingador. En las farmacias Guadalajara, son famosos por quedarse con miles de pesos convertidos en centavos. Y debería de existir una ley hacendaria bajo la tutela de Profeco, para que ya no se maquilen más centavos porque las tiendas Oxxos y Guadalajara los consumen para su beneficio. Otros, fintan con apoyos a sociedades de caridad para juguetear con el dinero de los pobres consumidores.

Redondear quiere decir chingarte la lana en tus propias narices. El redondeo ha llegado hasta los calzones y naguas, hasta los condones y calcetines, hasta la chingada madre de este país azteca hispano.

Las nalgas se redondean, la reata también. Se redondean los precios y nos redondean las gasolinas y las tortillas. Somos un país de avanzada, de la perfección matemática de cifras cerradas para poder multiplicar el saqueo y el robo cotidiano.

La pobreza es redondeada, la riqueza también, la justicia y la secuela de discursos de un país de la fotografía que retrata una falsa abundancia con una falsa justicia, con una falsa actitud humana de muchos políticos que desde el poder han redondeado grandes fortunas. El redondeo es una filosofía que nos abre el bolsillo en favor de unos cuantos que se redondean de risa y de burla a costillas de los millones de pobres que redondean el hambre y la falta de educación y cultura. Don Redondo, tal vez sería el feliz filósofo de estas chingaderas anónimas que espolian al pueblo.

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