Cada 6 años, cuando se aproxima el fin del Gobierno Federal o del Gobierno de algún estado, se pone de moda la discusión sobre el “pago de marcha”, que se concede a algunos ciudadanos y ciudadanas que, de una u otra manera, estuvieron ligados al Poder Ejecutivo, y que, por alguna razón, no recibieron las recompensas a las que ellos consideraban que tenían derecho. El mencionado “pago de marcha” se cumple de muy diversas maneras, ya que algunos individuos aceptan un contrato de obras, un automóvil o un viaje a Las Vegas Nevada; mientras que algunas damas prefieren una beca para Madrid o París, para estudiar algún diplomado. También sucede que algunos de los olvidados tienen un ranchito y solicitan un tractor, un par de vacas lecheras o un caballo tan fino como los que vende el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza. Los elementos que caracterizan dicho premio son los siguientes:
1.- El “pago de marcha” es un ansiado y magnífico trofeo sexenal de la “pandilla olvidada”. De quienes no participaron en la nómina maldita, del cofre del pirata o de la gran piñata de los elegidos.
2.- El “pago de marcha” se recibe en una ceremonia ritual de manos del ”señor”, y se agradece en voz baja, con balbuceos de emoción, con reverencias de humildad y hasta con temblorinas y una copa de lágrimas auténticas de gratitud.
3.- El “pago de marcha” se entrega en secreto, en sobre cerrado, y 30 días antes del cambio de poderes.
4.- El “pago de marcha” retribuye, en ocasiones, los méritos de la lealtad y la elevada factura de los silencios negros de 6 años de complicidad.
5.- El “pago de marcha” es una forma elegante y sincera de conformar a los partidarios y amigos olvidados, y recompensar, por una sola vez, servicios tan especiales como los de “fuego amigo”, traición, celestinaje, intriga, bufonería, grilla, pillaje, “mano negra” y maquillaje periodístico.
6.- El “pago de marcha” no sólo es una satisfacción por los valiosos servicios prestados, sino también una garantía para el gobernante de que después de que deje su mandato, seguirá contando con el apoyo moral de una clientela satisfecha, que lo recordará con cariño hasta que se les acabe la cochina gratitud.
7.- El “pago de marcha” restaña heridas, apaga rencores, olvida menosprecios y enciende por más tiempo la llama de la amistad política.
8.- El “pago de marcha”, es la oportunidad del gobernante para recuperar la solidaridad de los ex amigos, de los resentidos, de los olvidados, de los humillados, de los que no tuvieron asiento o perdieron su cuchara en el banquete sexenal, y que andan por ahí ladrando su despecho y vomitando rencor y veneno hasta por las orejas.