CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Sin saberlo, la familia Terán Zozaya y su casona con huerta de naranjas, alberca y caballerizas, en el kilómetro 3 de la carretera nacional a Victoria, fueron los precursores de la Casa de Gobierno de Tamaulipas, hoy residencia oficial de los mandatarios estatales.
El inmueble había pertenecido a Horacio Terán Zozaya, quien fue gobernador de Tamaulipas de 1951 a 1956.
Don Horacio se caracterizaba por ser un hombre que le daba prioridad a la política social y no a las extravagancias.
Vivió austeramente y, siendo gobernador, le gustaba sentarse en el porche de su casa, cuando tenía tiempo, para contemplar los árboles y sentir el viento.
Después, Praxedis Balboa Gojón sube a la gubernatura en 1963 y recibe la oferta de rentar la casa de don Horacio Terán, y acepta.
Guillermo Balboa aún recuerda este hecho y es el único que puede recordar y describe en detalles aquel inmueble que fue su hogar por seis años.
“Horacio Terán tenía la casa desocupada y le dice a mi padre que si se la puede comprar. Mi padre le dice que no podía ni para él ni para Gobierno, pero que sí podía pagarle una renta, la que fuera correcta no muy alta. Y esa fue la realidad, pero no sé que se hizo con esa casa después”, argumenta.
El la línea de sucesión siguió Manuel A. Ravizé, pero este hombre decidió que la Casa del Gobernador se estableciera en el 8 Anaya esquina y continúa don Enrique Cárdenas González, en su residencia en el 15 Rosales, cerca del Paseo Méndez.
Emilio Martínez Manautou llega al Gobierno de Tamaulipas a partir del año 1981 hasta 1987.
Con base en los documentos encontrados, Martínez Manautou adquiere la residencia de don Horacio Terán Zozaya y le otorga la propiedad a su esposa Doña Leticia Cárdenas de Martínez.
Cuando llega el Doctor Martínez Manautou, se destruye aquella construcción que para todos era una finca de campo en la periferia de Victoria.
“Yo recuerdo aquella casa muy bonita, era un estilo californiano, muy bonita, tenía alberca la había hecho el licenciado Horacio Terán. La alberca estaba cerca de las caballerizas, nosotros sólo tuvimos ahí una vaca que le regalaron una vez a mi papá y que él después regaló a los estudiantes de Veterinaria”.
La casa se rentó amueblada, así que recuerdo los muebles bien, eran muy bonitos antiguos.
Tenía tres recámaras, una arriba y dos abajo, tenía una sala de proyecciones, ahí veíamos al cine, mi padre le hablaba a la gente que trabajaba en el cine para que manejaran los aparatos.
“Había una huerta de naranjas pegada a la casa, a nosotros, mis hermanos y a mí nos gustaba ir a esa huerta de naranjas”, dice don Guillermo Balboa, quien recuerda también que sólo dos veces se metió a la alberca de esa casa.
Esa huerta de naranjas que aparece en la memoria de don Guillermo Balboa, es el sitio que ahora ocupa el Fraccionamiento “Los Naranjos”, en algún momento esta propiedad se dividió.
“En aquel tiempo esa casa era la última de Victoria, en el kilómetro 700 + 1, le decían la casa del 700”, dice don Guillermo.
Otras personas que prefieren estar en el anonimato narran: “La señora Leticia si tuvo una casa nueva, quitaron la anterior, la alberca anterior la taparon e hicieron alberca dentro de la casa. También había sala de proyección y con el Ingeniero Américo volví a entrar y tuvo otras adecuaciones, todos la han dejado muy bonita”.
Don Guillermo Balboa celebró en aquella casa su cumpleaños número 18, junto a su hermana. Su padre el entonces gobernador Praxedis Balboa le permitió recibir en el jardín a sus amigos, pero sin la alberca, porque estaba quedaba muy lejos de la casa.
“En seis años sólo me metí a la alberca dos veces, mi padre era muy austero, no andaba con lujos ni esas cosas, pero ahí viví muy feliz”.
Las recámaras de dosel, los espejos enormes y la sala de pluma de ganso, contarían también esta historia…