En la vida siempre uno conoce a aquella persona que donde todo es paz y tranquilidad, llega para crear discordia, ¡tíiiiiiipico!.
Correcaminos tiene a este personaje en la figura de Pepe Treviño, pues de un tiempo a la fecha el técnico regiomontano y ex jugador del ave, se ha convertido en un dolor de cabeza, pues se ha vuelto un cascarrabias al que todo le molesta y si no hay nada que le moleste, lo busca pues pareciera que solo así se siente cómodo.
Probablemente el entrenador de los naranjas viva algún tipo de presión que hoy tenga sus sentidos alerta y los nervios alterados para ver en todos lados enemigos o crear de una situación mínima, todo un hecho de relevancia que proyecta fracturas internas en el club, a grado tal de los insultos que le propinó a uno de sus jugadores hace una semana, toda vez que lo acusó de haber enviado “reventadores” a las tribunas en el juego contra Mérida.
A Treviño ya no le basta el no poder llevar a sus jugadores a la máxima potencia de su capacidad futbolística, o no le parece suficiente tener que lograr una coordinación con lo que en su mente y su pizarra tienen como concepto futbolístico para lograr que se vea a la hora de la práctica, sino que se ha enfocado en situaciones que en mis poco más de 12 años de seguir a Correcaminos desde los medios de comunicación, nunca había conocido un técnico tan obsesionado con este tipo de cuestiones.
Dicen los que saben, desde el interior del cuadro naranja que cada vez la cosa está peor y por supuesto, van a salir voces a decir que todo está bien, que el grupo está unido y todos esos discursos choteados que ya nos conocemos, pero lo que se empezará a hacer evidente es la ruptura que el técnico ha logrado con sus jugadores.
La bronca, como siempre resulta, es la falta de capacidad desde el órgano directivo para meter en cintura a Pepe, como lo decía la semana pasada, la costumbre de quienes se creen saber de fútbol sólo porque tienen el cargo, en su gran mayoría sin merecerlo, se han encargado de hacer de la figura del entrenador un ser omnipotente e intocable y esto, le cayó como anillo al dedo a la personalidad de Treviño.
El todopoderoso entrenador del cuadro naranja se siente aún más seguro sabiendo que por el momento no lo pueden correr, primero por lo accesible que resulta para Correcaminos el sueldo que acordaron la institución y el técnico, segundo porque de traer otro entrenador el tema económico ya se convertirá en un problema y en el club de broncas ya están hasta el chongo con los que Pepe les acarrea.
La derrota del sábado ante Celaya acabó rápidamente con el espejismo que fue el partido ante Venados y los devolvió a la realidad; el viernes viene Mineros, dolor de cabeza de los naranjas y el resultado corre el riesgo de ser negativo, aunque quién sabe si eso sea relevante ante la nueva bronca que se busque Pepe Problemas.
@luisdariovera