Para muchos hablar de cultura es algo suntuario, que te da cierto “cache” pero también es algo prescindible, algo que puede o no ser necesario, sobre todo para una administración publica.
En nuestro país, a pesar de su gran trascendencia cultural en Iberoamérica, de su aportación en diferentes disciplinas artísticas, de contar prestigios y reconocidos artistas a nivel internacional, desde hace muchos pero muchos años atrás, pese a esa gran carga cultural que representa México, es apenas a finales del 2015 cuando se le da un status de importancia en el organigrama del gobierno federal.
Bien que mal, en diciembre del 2015 se creó la Secretaria de Cultura del gobierno federal, la cual, según el decreto, impulsa la educación y la investigación artística y cultural y dota a la infraestructura cultural, de espacios y servicios dignos para hacer de ella, un uso más intensivo. Pero todavía podemos decir que esta instancia gubernamental se encuentra aún en pañales.
Por muchos años la cultura en México se le veía como un gasto y no como un activo en la sociedad que pudiera incluso dar dividendos económicos importantes al país, porque en México, nadie sabe cuánto producen las artes, cuánto se invierte en proteger el patrimonio, en publicar libros, en hacer y exhibir cine, en qué porcentaje exacto el sector depende del Estado, cuánto produce la iniciativa privada, entre otras cosas. Sin más, nuestro país es de los más atrasados de Iberoamérica en gestión cultural.
Pero está el ejemplo de Chile, según cifras del 2008 publicadas por su Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el sector cultural (conformado por la industria editorial, musical, audiovisual y la de artes escénicas, sumando la participación estatal y la de origen privado) produjo el equivalente al 1.3% del Producto Interno Bruto (PIB).
El caso de Colombia, que en 1997 creó su Ley General de Cultura, después de, en 1990 haber convocado a una revisión intensiva de su política cultural. Hoy, el
ámbito cultural colombiano tiene claros lineamientos de política pública, cuyos objetivos son la integración racial, el rescate de su patrimonio indígena, la circulación intensiva de la creación de artistas colombianos y un enérgico programa de educación artística. Según su último informe, su aporte a la producción nacional es de 2 por ciento.
En España, según el último informe del Ministerio de Cultura, el aporte rebasa 3%, contando tanto producción con apoyos estatales como la de iniciativa privada.
En un momento de transición, cuando no se sabe cual será el rumbo en Tamaulipas que tomarán las expresiones artísticas, incluso si el propio Festival Internacional Tamaulipas se vaya a continuar, en Matamoros se pretende sacar las bases para un reglamentó de Fomento a la Cultura y las Artes, en un periodo de tiempo que cualquier mal intencionado diría, que se trata de un intento de cubrir las vergüenzas que deja un ayuntamiento poco productivo en iniciativas.
Pero pensando positivamente diremos que hay legitimidad en el intento, porque la necesidad de muchos personajes y grupos artísticos que las legitiman pues se mueven en la localidad y que realmente requieren de un espacio ordenado y un apoyo permanente del municipio para desarrollar su trabajo.
Pero que pasa cuando un intento como estos es parcial, y no se le da la difusión debida, dejando fuera a un gran porcentaje de personas que hacen cultura y arte en Matamoros y que todos los días trabajan en los espacios existentes.
Pero eso no es todo, además de que no son invitados a la gran convocatoria, en su ausencia pretenden tomar acuerdos que normen sus actividades y que finalmente se suponga que con esto queda saldada la cuenta que el gobierno y sus instituciones tiene con ellos.
Es ahí donde entra nuevamente la duda de que este ejercicio sea realmente con la intención de construir y no solamente “taparle el ojo al macho” a la pálida actuación de los regidores en esta administración municipal.
Cuando al arte y la cultura se le deje de ver como un botín político, como propiedad de personas o grupos o como mera actividad de embellecimiento y “catégo”, dimensionándo y tomando en cuenta el gran esfuerzo de aquellos que a rompe y rasga realizan un esfuerzo por crear y hacer su trabajo artístico o cultural de forma digna, entonces se podrá aspirar a tener en la cultura un pilar para el desarrollo y la educación de todos… Bueno, eso decimos nosotros, pero usted ¿Cómo ve?
La ojeadita…
Hay que pedirle a los gringos una oficina para que persiga a los políticos mexicanos corruptos… también hay que hacer una oficina para tramitar la devolución al erario público de México lo que les quitan a dichos políticos corruptos… ¿o eso no?