30 diciembre, 2025

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«El México perdido»

Diagnóstico Político

1.- El México fracasado e infernal que hoy padecemos conoció mejores tiempos. Hubo sexenios en los que los Presidentes de la República era hombres respetables y respetados. Hombres austeros y sin ambiciones de vanagloria personal o de riqueza.

2.- Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos fueron los artífices de aquel México ejemplar, que recibió la distinción de la comunidad internacional para que fuera sede de los juegos Olímpicos en 1968, y de la Copa del Mundo de Fútbol en 1970.

3.- Por aquellos años, los demonios del delito estaban armados, y la economía producía empleos y llevaba alimentos a la mesa de los pobres. Había paz y seguridad pública, pero sobre todo había optimismo y esperanza, porque en palacio nacional gobernaban mexicanos de excepción, con amor a la República y respeto a los mexicanos.

4.- Durante los 12 años que comprendieron de 1952 a 1964, la vida transcurrió con optimismo y había empleos, circulaba el dinero y los pobres tenían garantizada la educación de sus hijos: La paz y la seguridad pública eran una realidad normal y cotidiana.

5.- Por aquellos tiempos, los mexicanos creían que el Presidente de la República era un hombre honrado, ahora piensan que es el jefe de la banda y que puede robarse hasta lo que esté sujeto con clavos.

6.- Antes los presidentes como Lázaro Cardenas, Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos, pensaban que el honor más grande a que podía aspirar un mexicano era el de ser Presidente de México.

7.- Ahora, desde Miguel de la Madrid hasta el Presidente Peña Nieto, piensan que el honor más grande de un Presidente de México es ascender a empleado de una empresa yanqui o trabajar de burócrata el algún organismo de las Naciones Unidas, como lo han hecho Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

8.- En los últimos sexenios, el país se ha vuelto una caricatura, y los mexicanos han sido despojados de todas las certidumbres que heredaron de mejores tiempos. Han perdido la fe en el sistema, en el progreso y hasta en sí mismos. El sistema ha producido tantos marginados que su propaganda se ha vuelto una inmensa estafa, se ha gastado la confianza en las palabras del Presidente, y hasta sus silencios tiene la sospecha de la prevaricación y el delito.

9.- Los últimos sexenios los llevamos todos con marcas en la cara, dolores en la vesícula y arrugas en el alma. Somos culpables de haber permitido que nos mintieran, y la crisis económica nos lanza al rostro cada día nuestra desgracia. Ningún mexicano desea un nuevo programa de Gobierno que meta sus manos en los bolsillos, y que le imponga mayores sacrificios.

10.- Un cúmulo de interrogantes emboscan hoy el futuro de la nación, y el sistema político y sus instituciones dan la impresión de transitar hacia un fin sin certidumbres. Ni siquiera puede afirmarse que “va a cambiar todo para que todo siga igual”, porque las ilusiones más doradas mueren a cada instante, y la realidad de mañana siempre resulta peor que la de hoy.

11.- Sólo los ciegos por conveniencia no pueden ver la claridad de nuestras derrotas nacionales. Dividir al país en optimistas y pesimistas frente al México de hoy, es algo francamente surrealista. Aceptar y aprobar las cifras finales del Gobierno de Peña Nieto, es algo más que ser ingenuo o idiota.

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