CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Tamaulipas tenía en el año 1890, sólo 130 presos, así lo registra el Periódico Oficial del Estado que resguarda el Archivo General Histórico del Estado de Tamaulipas.
En ese año el gobernador Alejandro Prieto Quintero anunciaba que deseaba concederse a los reos de la entidad instalaciones dignas para resarcir en ellos las conductas antisociales.
Blas Garcilazo, entonces redactor del periódico oficial, decía que Tamaulipas requería de una penitenciaría en la capital del estado con todas las condiciones de higiene y seguridad.
A esta penitenciaria asistirían los «criminales» de los municipios y esperaban que esta ventaja daría garantías a los pueblos, y que ya no tendrían necesidad de aglomerar en recinto inseguro a sus «criminales» fuera de la capital tamaulipeca.
Se esperaba que el edificio que albergaría la penitenciaría estatal, tendría 4 departamentos, el primero para los asesinos, asaltadores o incendiarios, el segundo para criminales menos graves, el tercero para sentenciados por delitos ligeros y el cuarto para correccionales, que eran en aquella época los principales delitos por los que los ciudadanos iban a la cárcel.
En ese tiempo ya se comprendía también y se establecía en el periódico oficial del estado que la mayor parte de los crímenes se realizaban a efecto de la ignorancia o al furor de las pasiones sin razón.
Este era el nuevo sistema penitenciario al que aspiraba el gobernador del Estado, Alejandro Prieto Quintero para dar un paso hacia el progreso.
En la memoria administrativa de gobierno que comprende los años 1891 a 1893, se establece el tema Palacio, Cárcel del Estado y Palacio Municipal de Victoria, donde narran que para la construcción de la cárcel fue necesario utilizar a los presos.
El palacio de gobierno se encontraba entonces frente a la plaza de armas de Victoria, ubicada en la calle Real, donde hoy se ubica el Hotel Los Monteros.
Para el año 1893, no se había avanzado mucho en la construcción de la penitenciaría.
Todo el terreno que formaba la manzana en que estaban ubicados los edificios en construcción pertenecían al Estado, excepto la parte que ocupaba el antiguo Palacio Municipal, en la esquina sur este había una casa propiedad del General Manuel González.
Finalmente esa casa-habitación, que a futuro representaría una propiedad del compadre y presidente de México Manuel González, fue derribada para construir en su lugar la fachada principal del Palacio del Estado en todo el frente sur de la manzana.
Y se creía que era de estricta justicia reponer a la ciudad su derribada casa municipal.
Pero ante la lentitud de los trabajos de construcción, los ingenieros solicitaron una prórroga para culminar con los edificios y el convenio establecido hasta el 31 de Julio de 1893, asegurando que la descripción de tales obras aparecería en la memoria del año 1894.
Una memoria extraviada, al paso de los años que no llegó a ser protegida por el Archivo General de Historia de Tamaulipas.




