El ‘no te acabes’ era una frase muy común en Victoria, seguida de la dependencia a la que sangraba el receptor de la misma, pero resulta que sí se acaba y ya sólo les faltan 35 días para que los privilegios de cientos de familias sean cosa del pasado y sepan entonces lo que vale la vida.
Así es mis queridos boes, han pasado ya 80 días del terrífico 5 de junio para los del PRI, tiempo suficiente para que hayan digerido que su estancia y privilegios en la corte se esfuman: de que se van, se van.
Me refiero pues a ese nada pequeño grupo de sectarios y directores y por supuesto a sus familias que gozaron no de un sexenio de privilegios, sino de al menos tres administraciones atendidos a cuerpo de rey.
Sus hijos han llegado a La Salle y al Ateneo en suburbans blancas, con chofer y logos estatales, han vivido en los más exclusivos fraccionamientos de la ciudad y comen en los mejores restaurantes de la capital, claro con cargo a Finanzas.
No ha sido ‘fácil’, ser miembro distinguido de la élite tricolor para ellos ni para sus parentelas, comer dos o tres veces en Las Gambas, en El Granero o Muelas, cansa, fastidia, como fastidia ‘tener’ que ir al menos dos veces de shopping a McAllen o tres veces al año a Las Vegas como fin de semana mientras se llegan las vacaciones e irse a Europa o al Oriente todo un mes.
¡Qué gorro! tener que estar en las primeras filas de los festivales internacionales que se hacían en Tamaulipas y de pilón aguantar las fastuosas fiestas en el Casino y el Campestre.
¡No inventes!, tener que aguantar un día al año sin servidumbre porque es día de los burócratas del estado y todas las muchachas que ayudan en la casa se van a la fiesta que les hace Blanca Valles.
¡Qué oso!, tener que pagar la gasolina con vales del gobierno estatal en la Arce, no es posible que no incluyera la moneda de propina para el despachador, ha sido un sufrir para muchos.
Pero ya se acaba, en 35 días habrá que entregar la Suburban y los choferes, las sirvientas, las mucamas y hasta las empleadas de mostrador de algunos negocios van a tener que presentarse a donde les pagan: al gobierno estatal.
Las señoras ya tendrían desde ahora que estar tomando un curso intensivo de cocina, trapeado y hasta de apoyo para tareas escolares porque el servicio se va.
A partir de que sus maridos caigan definitivamente en la desgracia del cambio de gobierno, ellas y ellos se van a dar cuenta el ‘madrazo’ que significaron los gasolinazos para los de a pie, se enterarán lo que es llenar el tanque a más de 14 pesos el litro.
No habrá más: me factura a Finanzas y seguro conocerán Las Viandas, el comedor de Chely en la Interejidal o los agachados del mercado.
Habrá quienes comiencen a turistear por el país y aprovechen el paso por Moroleón o Chinconcuac para renovar el guardarropa.
No dudo que comiencen a tomarle el gusto a la Lotería Mexicana para no extrañar las apuestas en Las Vegas. De Europa ya ni hablamos, al fin que el terrorismo ha convertido a esa zona del mundo en insegura, mejor aquí que se queden ya ven que está todo muy apaciguado (se vale reír).
Y de las escuelas ya veremos, es posible que muchos dejen los colegios más caros y tengan que convivir con la jodidencia de las escuelas públicas a menos que a papá le vuelvan a aceptar en la corte, ahora que las reglas y los colores cambiaron.
Reflexionemos: parece broma, pero es en serio, hay en Victoria muchas familias que han vivido por muchos años a costillas de los impuestos de todos nosotros, han brincado de un sexenio a otro y de puesto a puesto gracias a que la alternancia no llegaba.
Hay varias generaciones completas que escalaron gracias a su filia tricolor y que no saben lo que cuesta la vida, porque no les ha costado, nos han costado.
Pronto, en 35 días Tamaulipas inaugura una nueva era, un partido diferente nos va a gobernar y por lógica los rostros de los protagonistas en la estructura gubernamental serán otros.
Es cierto que como Las Magnolias hay muchos funcionarios actuales y operadores de los que han vivido pegados a la nómina y a los beneficios que esto implica, que quieren repetir, que andan en busca de quién los conecte con el régimen que viene para que usted y yo y el resto de los tamaulipecos los sigamos manteniendo.
Dependerá de Francisco Javier García Cabeza de Vaca y su equipo dejar que se cuelen los de siempre.
Si no lo logran, bueno, que lo tomen por el lado amable, con mucha filosofía, porque nunca es tarde para aprender a trabajar, afortunadamente en el Cecati hay cursos de carpintería y mecánica, hasta de elaboración de pasteles, algo pues podrán hacer para ganarse la vida.
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