MATAMOROS, Tamaulipas.- Un deportado esquizofrénico mató a golpes, patadas y con un bote de basura a una indigente que se encontraba en la sala de espera de la central camionera de esta ciudad fronteriza.
Con gritos de: “es un demonio, hay que matarla” “Dios me ordenó matar” el tipo corrió a los sanitarios para limpiarse con agua de la taza la sangre que traía en las manos y cara.
Los hechos
Este espeluznante homicidio se cometió en el interior de la terminal de autobuses de las calles Canales y Luis Aguilar, a eso de las 23 horas con 20 minutos.
Tirada entre un impresionante charco de sangre y ante la mirada atónita de varias personas que fueron testigos, quedó una señora de unos 60 años que vestía chamara verde.
En cuestión de segundos, los hechos fueron reportados a las autoridad uy llegaron primero al lugar elementos de Protección Civil.
Una vez que revisaron a la mujer que estaba tirada, la dictaminaron sin signos vitales.
Luego de que personal de Protección Civil se percatara que el sospechoso estaba el interior de los sanitarios entraron para evitar que escapara, pero el tipo les hizo frente a golpes hasta que finalmente, lograron someterlo para entregarlo a la policía investigadora.
EL HOMICIDA
El sospechoso aseguró que lo acababan de deportarlo de los Estados unidos y buscó la central para resguardarse de la noche fría.
Primeramente se identificó con el nombre de Alfredo Dominguez Silverio de 39 años, originario del Estado de México.
Ante la policía dijo que cuando estaba en la sala de espera Dios le ordenó matar por ello es que golpeó con mucha saña a la mujer, por que entre las incoherencias que decía aseguraba que la mujer era un demonio y por lo tanto habría que matarla.
Confesó que primero le pegó en la cabeza con un bote de basura, luego con los puños cerrados y por último cuando ya estaba en el suelo la golpeo con los pies hasta que ya no se movió.
Luego de dejarla con el cráneo fracturado en un charco de su propia sangre, el presunto se encaminó hasta los sanitarios para lavarse la sangre que había salpicado en su rostro, manos y ropa.
En el preciso momento que se lavaba la cara con agua de la taza, llegaron los elementos de Protección Civil para entretenerlo mientras llegaba la policía investigadora para que haga el reporte y le de parte al fiscal en turno.