CIUDAD DE MÉXICO.- Cerezales del Condado es una pequeña población de Castilla y León (España). Apenas tiene 84 habitantes, pero ahora todos ellos son millonarios. Y no es porque les haya tocado el premio Gordo de la Lotería, sino porque han heredado una gran fortuna del Director General de la cerveza Corona.
Antonio Fernández murió el pasado agosto a los 99 años. Fue una de las personas clave en la expansión de la cerveza Corona, y se marchó después de varias décadas al mando de la compañía. A sabiendas de las dificultades económicas por las que pasaba su población de origen, decidió dejar en su testamento 211 millones de dólares (199 millones de euros) a repartir entre sus pocos habitantes.
Antonio Fernández comenzó en Corona como empleado de almacén, pero acabó siendo el Director General.
Nacido en 1917, se crió junto a sus 13 hermanos en el pueblo de León. Tuvo que dejar de estudiar a los 14 años al no tener dinero para pagar el colegio. Entonces, trabajó de agricultor y de operario en una fábrica hasta que, a los 32 años, se mudó a México para trabajar en el Grupo Modelo junto a su tío. Fue el mismo grupo que crearía la cerveza Corona.
Fernández empezó como empleado del almacén de la empresa. Poco a poco, escaló posiciones en esta empresa hasta convertirse, en 1971, en el Director General. Dejó de serlo 1997, pero se mantuvo de Presidente del Consejo hasta 2005, cuando delegó de su cargo para dejárselo a su sobrino.
Después de su muerte, ha seguido haciendo feliz a la gente que más lo necesita.
La herencia que ha dejado a su pueblo puede resultar chocante. Pero no es la primera vez que se acuerda de sus orígenes. En 2009 creó la Fundación Cerezales Antonio y Cinia para apoyar iniciativas rurales de esta zona de León.
Ahora, sus habitantes no se creen lo afortunados que han sido de contar con una persona como Antonio Fernández. Maximino Sánchez, dueño del único bar del pueblo, lo deja claro:
“Nunca habíamos tenido dinero. No sé lo que hubiéramos hecho sin Antonio”.
Con información de PlayGround.